martes, 31 de marzo de 2020

546.- EL INEXORABLE PASO DEL TIEMPO



Desde hace ya más de quince días no deja de pasar una mañana en la que al despertarme no sienta miedo, angustia, desconfianza y ganas de llorar un poquito.

Los primeros días veía por la televisión las cifras, ahora ya prefiero no hacerlo. 

Leo las noticias en Twitter y escucho el telediario de mediodía. Y todo son cifras, números de personas muertas, números de contagiadas, número de recuperadas. Número de países afectados.

Número de donaciones que no son donaciones, porque no son anónimas. Son publicidad encubierta. 

Y no me creo nada. La única verdad es que están muriendo personas que tenían sus vidas, sus familias, gente que las quería y que ahora se quedan vacías, porque no han tenido ni siquiera un momento para decir adiós, te quiero.

Somos tremendamente vulnerables, frágiles y débiles. Expuestas a peligros que se nos llevan por delante como suicidas en las vías de un tren. 

No podemos hacer nada más que quedarnos en nuestras casas, escondidas, protegiéndonos y protegiendo. Porque no hay posibilidad de acabar con un enemigo invisible, mas que evitándole.

El tiempo sigue transcurriendo, más lento, silencioso, amenazante e incluso esperanzador.

Y no puedo quitarme de la cabeza que no puede ser cierto.


martes, 24 de marzo de 2020

545.- EL GOFIO


Este post es un regalo que tenía pendiente con @stherca, amiga instagramera que conozco hace unos años también por su blog.

De vez en cuando nos hemos enviado postales y paquetitos con regalos que ambas sabíamos que nos agradarían, y en uno de esos envíos se me ocurrió enviarle un kilo de gofio, y lo cierto es que en ese momento pensé que sería conveniente añadir instrucciones de uso, pero no lo hice.

Afortunadamente vivimos tan conectadas, que es sencillo encontrar recetas en las que se utilice el gofio, pero es este un producto que ofrece tantas variantes como hogares y cocineras canarias.

El gofio es harina de cereal tostado previamente y molido posteriormente. Los más comunes son de trigo o maíz, aunque también se utilizan otros cereales como la cebada y legumbres como el garbanzo.

Mi preferido es el de trigo, aunque la ventaja del de maíz y el de garbanzos es que no contienen gluten y pueden ser ingeridos por personas celiacas.

También pueden ser mezclados gofios de diferentes cereales.

Para añadir este producto a nuestra alimentación, existen diferentes opciones, la más simple y común es con leche, y no tiene más que añadirse a la leche caliente como si fuera una bebida de cacao. En Canarias es muy habitual dárselo a los/as niños/as pequeños/as en el biberón cuando dejan de tomar leche materna o de farmacia, es muchísimo más sano que los cereales para bebés que se comercializan en el mercado, ya que el gofio no tiene azúcar.


Hay que batir o remover bien para que no queden grumos, aunque hay quien le encuentra la gracia a esto de los grumos. Mis hijas y mi hijo tomaron muchos biberones de leche con gofio de pequeñas/o y considero que es un alimento ideal para desayunos completos.

A mi no me gusta nada nada el gofio en  la leche. Y para quien no tome lácteos, supongo que también puede añadirse a bebidas vegetales (nuez, avellana, almendra, etc).

También hay quien lo utiliza para hacer postres, hace unos años se puso muy de moda la mousse de gofio, tampoco me gusta ni la he preparado nunca, pero si tenéis curiosidad seguro que encontráis recetas para poder hacer esos postres que llevan el gofio como ingrediente principal y que van desde helado, pasando por pasteles hasta llegar a los bombones.

Y ahora os cuento como prefiero utilizar y comer el gofio. 

En primer lugar, gofio escaldado en caldo de pescado. Para ello habrá que preparar un buen caldo de pescado o fumet, y no se os ocurra hacer un caldito con una cabeza de merluza, no. Hay que preparar un caldo consistente, con cabezas de pescados semigrasos, como cherne, sama, pámpano o mero, a esa preparación añadiremos comino en grano, cilantro, cebolla, tomate, pimiento verde, pimiento rojo, ajo, tomate y patatas.



Una vez preparado el caldo hay que colarlo. En un cazo pequeño ponemos el caldo, medio litro (para empezar) estaría bien, a fuego bajo y sin que llegue a hervir añadimos gofio a cucharadas, poco a poco y removiendo, cuando alcance una consistencia de natillas poco densas, lo retiramos del fuego. Añadimos una hojas de hierbabuena, un poquito de guindilla picadita y de forma opcional un refrito de lámina de ajos ligeramente doradas.

También podemos poner cebolla roja en gajos que previamente hayamos tenido en remojo en agua y unas gotas de vinagre, estos gajos de cebolla se utilizarán a modo de cuchara para comerlo.

Otra forma de preparar el gofio es con el caldo del puchero canario. El puchero es un cocido de garbanzos, patatas, batata (boniato), col, calabaza, calabacines, judías verdes, zanahorias, pera, cebolla, tomate, puerro, pimiento verde, patatas, carne de añojo, gallina y pollo. Las patatas y las verduras se ponen enteras.

Para preparar el gofio, se ponen 2 patatas medianas cocidas, 3 cucharadas de gofio y medio litro del caldo del puchero, iremos añadiendo gofio o caldo según la consistencia deseada. Debe quedar un poco más espeso que con el caldo de pescado. Se pueden añadir los mismos "toppings" que al de pescado.

Algo mucho más simple es añadir un par de cucharadas de gofio sobre un plato de potaje de berros o de verduras.

Y aquí dejo estas dos recetas que son mis preferidísimas en este mundo del gofio.

Además dejo aquí dos enlaces a mi blog en el que ya he contado cosas sobre el gofio.

sábado, 21 de marzo de 2020

544.- PELÍCULAS PARA LA CLAUSURA


Hoy es sábado 21 de marzo de 2020, llevamos más de una semana de confinamiento/clausura por el coronavirus. Estoy bien. Las personas a las que quiero están bien. No puedo pedir más.

Y como ya dije ayer, una de mis tareas diarias ( a ver si soy capaz de cumplirla) es escribir en mi blog. 

Películas que podéis ver en Netflix. 

Netflix es una fuente CASI inagotable de series, y también tiene un gran fondo de películas, pero con las películas hay que tener cuidado, porque hay muchas estacas que te dejan el cerebro del revés.

Aquí os comento sobre las que he visto últimamente, y por favor, seguid mis consejos por vuestra salud mental. No soy una crítica cinematográfica, me limito a ser una criticona de sofá.

1. La chica que amaba a los caballos.


Ni se os ocurra verla. La historia no tiene mucho que ver con el título, salvo que en alguno de sus delirios, la protagonista se va a visitar a un caballo que conoce en un picadero.
Esquizofrenia de libro, que te deja con la duda de abducciones extraterrestres.

2. Señorita J.


Esta me gustó, aunque no pasará a los anales de la historia del cine. Te entretienes y disfrutas viendo como la venganza es un plato que se sirve frío y que en muchos casos es delicioso.
3. Stronger.


Historia real de superación. Nada nuevo, el chico se comporta como se esperaba aunque tenga algún fiestón de alcohol y estupefacientes incluidos. Podéis pasar de verla, a no ser que estéis interesados en el mundo protésico.

4. Historia de un matrimonio.


Esta película nominada a los Óscars, me desilusionó completamente. Me pareció un tostón insufrible. La gente se divorcia y pasa lo que pasa, que si yo quiero esto, que si tú quieres aquello, la suegra, la niña para ti o para mi. En fin que nada nuevo en el panorama de las rupturas conyugales. Un Kramer vs. Kramer menos lacrimógeno.

5. La boda de la abuela.


Esta si que si. La puedes ver y reírte todo el rato, porque es tan mala que no das crédito. Tipo telenovela "La dama de rosa", pero con una señora más entradita en años, un jardinero enamorado, y las familias de ambos. 

6. Chicas perdidas.


La realidad de tantas mujeres en el mundo que desaparecen sin dejar rastro. Feminicidios que quedan sin resolver, porque la vida de las mujeres vale menos que la de los hombres, y si eres prostituta, entonces eres la escoria de la sociedad y ella tiene derecho a hacer contigo y con tu memoria lo que le dé la gana.

7. Violet y Finch.


Una historia de amor entre dos personas diferentes, especiales. Es un drama para desahogarnos llorando, si necesitamos de cierto estímulo para poder hacerlo.

8. El rizado camino  a la felicidad.


Por una parte, poniéndome seria y reivindicativa, el alisado de pelo en mujeres afroamericanas y africanas, está muy generalizado y obedece a una imposición social. No me voy a alargar sobre este tema, porque no es el momento (me da cierta pereza ahora mismo), pero es real este tema.
Y si me pongo frívola y superficial, qué puedo decir yo sobre este tema, que llevo alisándome el pelo desde que tengo 14 años. 
Santa Melena.
En cuanto a la película, podréis sobrevivir sin verla.

9. La trinchera infinita.


En estos momentos de clausura que nos está tocando vivir, no es la mejor película que ver ahora, sobre todo si estás empezando a tener síntomas claustrofóbicos, pero si eres de las que aguanta esto, un naufragio y un retiro espiritual, lánzate a verla.
Está basada en la realidad que vivieron algunas personas durante y después de la guerra civil española. Los llamados topos (no se si hubo topas).
El miedo puede paralizarnos y convertirse en nuestro peor enemigo y en el mejor amigo de nuestros enemigos/as.
10. Dolor y gloria.



Sin llegar al esperpento de "Los amantes pasajeros", porque sería imposible superarla, esta película sobrevalorada, como todo lo que hace Almodóvar, es un ejercicio de autobombo sobre el que no puedo comprender que se la equipare a otras películas nominadas a los Óscar como "Jocker" y "Parásitos" a mejor película.
Y la nominación de Antonio Banderas es que me deja sin palabras.
Y ya de Penélope, pues nada.


Bueno, como habréis podido comprobar esta lista es más para que no perdáis el tiempo y luego no os quejéis, que avisados/as estáis.







viernes, 20 de marzo de 2020

543.- SERIES PARA LA CLAUSURA


Hoy viernes 20 de marzo he decidido volver al blog, porque a pesar de haber tenido una semana con muchísimo tiempo para hacerlo, no sabía que decir. Tenía decenas de ideas y otros tantos pensamientos, pero es tal el choque por lo ocurrido en nuestro mundo, que cualquier cosa que pudiera escribir aquí me resultaba una banalidad, incluso aunque me refiriera a lo que está pasando.

Y no voy a escribir sobre la pandemia porque creo que ya andamos bastante saturadas de cifras de contagios, personas fallecidas, peleas internas y externas entre políticos/as, papel higiénico y mascarillas.

Sobre todo eso ya leemos y escuchamos bastante.

Yo al confinamiento prefiero llamarle clausura. Una de las acepciones de esta palabra es "la obligación que contraen ciertos religiosos/as de no abandonar un recinto y que también impide a los/as laicos/as ingresar en él. Por extensión, la idea alude al lugar donde se desarrolla esta práctica y al tipo de vida de quien se somete a estas restricciones". 

Y para estos momentos de clausura estamos viviendo una sobreexposición y auto obligación a hacer cosas, listas de tareas, horarios con rutinas diarias, menús semanales, quincenales e incluso y peor aún, mensuales.


Gimnasia, yoga, coser, bordar, cantar, limpiar, conciertos, recetas, videoconferencias, llamadas telefónicas diarias, cursos e-learning, caceroladas o aplausos en los balcones a horas establecidas, juegos de mesa...

Y entiendo que tantas horas se hacen eternas, ya llevamos casi una semana y esto pinta mal amigas. Con lo cual puede alargarse mucho esta situación de clausura.

Y aunque he visto muchas listas de series que ver, películas y libros que leer. No me he podido resistir (hubiera podido hacerlo, pero una de mis tareas es escribir en este blog), y he confeccionado una lista de series que os recomiendo.


1. Esta mierda me supera.


Adolescentes que sin duda han dado en el clavo. Así es la vida, incluso con superpoderes. Maravillosa a veces y una auténtica y enorme mierda otras.
De todas formas, en esta serie no se aborda el aspecto de mierda de la vida desde un punto filosófico, sino desde la visión de unas personas adolescentes que son diferentes o especiales, como prefiráis calificarlos.

2. El bazar de la caridad.



Basada en hechos reales. Consecuencias y responsabilidades después de una catástrofe.
Cuando acabe el incendio se depurarán responsabilidades.

3. Un lugar para soñar.


Imaginad un rollito "Doctor en Alaska", pero en enfermera atormentada por una desgracia pasada, que va todas las noches al bar que tiene justo al lado de su casa y se encuentra allí con un maromo señor muy atractivo quitapenas que le sirve chupitos de bourbon y tequila. Mejor vecino imposible.
Actualmente inviable, ten bien surtida la bodega y cargadito el satisfyer.

4. No hables con extraños.



Thriller sorprendente que te mantiene en vilo hasta el final. Está basada en un libro del escritor Harlan Coben especialista en novela negra. Ya hablé aquí de Safe, otra serie basada también en una de sus novelas. No os fiéis de nadie.

5. Los asesinatos de Valhala.


Serie islandesa policíaca. Maltrato y abuso hay en todas partes. Aparte del guión que es interesante y engancha, no os perdáis los paisajes, la noche, la sobriedad en la decoración de las casas. Otra historia.

Todas están en Netflix.

Os recomiendo que veáis las cinco, tiempo tenemos seguro.

Y mañana vuelvo con películas.

Cuidaros mucho y quedaros en casa.

viernes, 13 de marzo de 2020

542.- PARÁSITOS. EL OLOR DE LA MISERIA.


Voy poco al cine, pero tenía muchas ganas de ver esta película que en su momento se me escapó por el escaso tiempo que estuvo en cartelera. Supongo que cuando se estrenó, no mucha gente daba un duro, y mucho menos un Óscar por este film coreano.

Otra cosa, estuve en el cine el 6 de marzo, y añado este dato, porque actualmente #yomequedoencasa debido a los acontecimientos sobre el coronavirus. No debemos poner en riesgo la vida de nadie.

Voy a la película, que me pierdo.


La pobreza y la necesidad no son cosas de una determinada nacionalidad, etnia o continente. En cualquier parte de este extraño, injusto y contradictorio mundo hay gente que pasa hambre, que no tiene acceso a los recursos básicos para poder vivir con unas condiciones mínimas de salubridad, que no tiene una casa que les abrigue y proteja.

Pobres y ricas, la eterna y lógica lucha de clases. Quienes tienen todo y quienes habitan el vacío de la necesidad, de la nada más absoluta, en el que ya no hay ni desesperación, porque no se conoce la esperanza.

Un lazarillo coreano, suena raro. Decía alguien que la pobreza agudiza el ingenio. Para robar, trampear y esas cosas. Muy español todo.



Pero en esta película, la carencia de todo, el desconocimiento de lo que es "tener" convierte a las personas en seres desposeídos incluso de aquellos sentimientos más básicos que pueden suponerse "de serie", y no.

La miseria material ha horadado la mente de una familia que no conoce principios ni valores y traspasa sin pudor ni culpa, cualquier obstáculo para llegar a lo más básico y prosaico. 

Esta película da asco, otras dan miedo o risa, pero esta da mucho asco. Te puedes pasar todo el tiempo que dura con una larga arcada. Te llegarán oleadas de un olor que afortunadamente no reconocerás, una mezcla desequilibrada de sudor, grasa, podredumbre, heces y orina. Y durante buena parte de la película, la hueles, si hueles la miseria.


Hacer una película que provoque tanto asco no sé si merece el reconocimiento de expertos/as y los premios logrados. Puede ser que si.

No creo que en Corea ni aquí, se llegue al nivel de disparate y locura que nos retrata la película, Aunque quien no tiene nada que perder, porque nunca ha tenido nada, no entienda el valor, y no hablo de lo material, de la vida.








jueves, 5 de marzo de 2020

541.- MI MEJOR AMIGA



Catorce años de relación de pareja dan para mucho y bueno. Un día te adentras en el bosque oscuro y caes en un agujero en el que te encuentras al sombrerero loco y a la reina de corazones y a punto de ser decapitada, escapas loca.

Y ahí sigue ella, dolida, triste y desilusionada, a veces, quiero pensar que sólo a veces.

Pero con la misma mirada de aquella foto en blanco y negro de cuando era una niña.

Yo de lo que quiero escribir hoy aquí es de la faceta gastronómica privada de esta mujer que lleva toda una vida trabajando y que no siempre se le ha reconocido su buen hacer como es debido, sobre todo por parte de empresarios que han mirado más por su bolsillo que por el bienestar de las personas que sacan sus negocios adelante con profesionalidad, rigor y seriedad. Jefa de sala y maitre(sa), de restaurantes en los que ha brillado por su sencillez, considerándose una transportadora de platos y camarera, pero que ha sido muchísimo más que eso. A nivel profesional no conozco ninguna mejor.

Cocinar ha cocinado siempre en su casa

Vasca de interior y canaria del norte, con una pizca manchega de la sierra albaceteña de Alcaraz.

Autodidacta, curiosa, esponja del saber, oyente atenta e inagotable de lo que vale escuchar, paciente, cuidadosa de cosas y gentes, orgullosa y delicada, experta en cortes elegantes y chistes de rólex y setas.

Y centrándome en su saber culinario, decir que ella en la cocina, la cocina de su casa, sus platos de diario, las comidas para amigas y amigos, ella es sobria en ingredientes, en especias y artificios. Heredera por parte materna de unas socorridas judías verdes con patatas, de gazpachos manchegos y sesos rebozados con amor. De sopa de pescado fraterna y milagrosamente densa y sabrosa.


Ella cocina como es. Sabes de su buen hacer con las legumbres, la alubiada tolosana con la morcilla elgoibarresa, el puchero de fabes con almejas, la porrusalda, la tortilla de bacalao, el bacalao al pilpil, las patatas panaderas de tantas cenas de fin de año y cumpleaños, acompañando corderos y solomillos. La salsa de tomate espesa y oscura que acompañará a una morcilla de entre Burgos y Bizkaia, los pimientos de Guernika, las piparras de Ibarra fritas o encurtidas para preparar las gildas, esas gildas que me dejaron en el sitio.

Platos de cuchara que te llevan a casa, que te confortan como un abrazo, que te miman y te dicen te quiero, te cuido.



Sapiencia culinaria que demuestra en incursiones gastronómicas lúdicamente críticas. Hay quien se divierte jugando a los bolos, viendo un partido de cricket o bordando un mantel. Otras se van de pintxos, vinos, tapas y chuletas.



El txangurro de cerca de Motriko, los pintxos del Ganbara en Donosti, la chuleta de Petritegi, el cogote de merluza de Orio, el txitxarro de Guetaria, las rabas del bar del pueblo en agosto, los callos del KingKong, los fritos de Arrate, los perretxicos y todas las setas,...Y el chocolate de Mendaro porque no hay ninguno mejor.


Parece que nos hayamos pasado la vida comiendo. Y bueno, en parte si. Hablar con ella de comida, de vinos, de restaurantes, de bares, es un lujo y un placer. Porque sabe, y eso nos gusta a las dos.

Gracias por estar.








martes, 3 de marzo de 2020

540.- MARZO SERÁ UN BUEN MES


Febrero ha sido un mes difícil, triste y muy complicado. 

Antes de comenzar quiero dar las gracias a quienes me habéis llamado y/o escrito para darme ánimos y apoyo después del fallecimiento de mi madre.

Y no quiero escribir nada más sobre el tema, porque quién sepa lo que significa perder a una madre, ya sabe por lo que estoy pasando, y quien afortunadamente no ha pasado por ello, ni se imagina el dolor tan grande y ojalá sea por mucho tiempo ese desconocimiento.

Marzo va a ser un mes bueno, sobre todo porque no puede ser peor que febrero. Así intento animarme y procuro planificar distintas actividades para mantener mi mente ocupada.

Es este el mes femenino, feminista y reivindicativo en lo que a nosotras se refiere.

En cuanto al blog, espero dedicarle tiempo, quiero contaros sobre películas, series, algún libro que leí en enero y otro que recién comienzo, un monográfico sobre el gofio que le debo a una de mis amigas 2.0 y alguna receta.