jueves, 26 de octubre de 2023

586.- KINTSUGI Y ZENTANGLE


En Europa somos muy proclives a la apropiación cultural y hasta hace muy poco tiempo no se veían mal ciertas prácticas que actualmente no son aceptadas ni adecuadas, porque causan daño a otras culturas y a las personas que pertenecen a ellas.

Ir a un país con menor desarrollo y sacarse fotos con menores para parecer Teresa de Calcuta (que no era lo que parecía), vestirse en Carnaval con ropas que son típicas de otras etnias, utilizar técnicas artísticas propias de otras culturas sin citarlas ni explicar su origen, o cambiar el nombre a esas técnicas por otros que infravaloran y no respetan al original.  

Estos son unos pocos ejemplos de esa superioridad étnica llamada eurocentrismo, que tiende a considerar Europa como el centro de las civilizaciones y culturas. Y no.

Y por qué escribo esto. Pues porque en este post quiero explicar cómo se puede aplicar el Kintsugi al Zentangle. 

Dice una leyenda japonesa que el sogún Ashitaga Yoshimasa pidió a un artesano que le arreglara una apreciada y valiosa pieza de cerámica que se le había roto. Y es en ese momento cuando nace el Kintsugi.

El Kintsugi es la técnica de reparar cerámica con esmalte dorado y por la belleza de las piezas reparadas se considera un arte. Es habitual ver esta técnica en las tazas que se utilizan para la ceremonia del té. 

Las piezas a las que se ha aplicado Kintsugi adquieren mayor belleza y suelen ser más apreciadas que en su forma original porque se las dota de una mayor calidad estética.

Kintsugi es también una metáfora que podemos aplicar a nuestras vidas, Nos rompemos y nos rompen y esas cicatrices físicas y emocionales pueden ser restañadas y convertirse en rasgos positivos de nuestro físico y de nuestra personalidad. 

Se le atribuye a Rumi, poeta musulmán persa, la frase "una herida es un lugar por donde entra la luz".


Voy a hablar un poquito de mi. Tengo dos hijas y un hijo y ellas y él nacieron por cesárea. La cicatriz vertical que tengo en mi vientre me ha acomplejado durante muchos años, siempre he pensado que es desagradable a la vista y la he ocultado.

Pero esa cicatriz significa vida, significa alegría, felicidad. Y cuando las veo y lo veo, la cicatriz ya no es dolor. Es la prueba más grande de todo lo bueno que he tenido y tengo.

Y si una pieza de cerámica rota adquiere belleza con el oro que la repara, nuestros cuerpos y nuestras mentes también adquieren belleza y felicidad con ese amor propio que es oro.

¿Y cómo podemos aplicar el Kintsugi a Zentangle?

Teniendo en cuenta y muy presente que el Método Zentangle es una técnica de meditación a través de la atención plena, en la cual el trazo repetitivo de patrones nos lleva a ese estado y que lo importante es el proceso y no el resultado.

Cuando hacemos Zentangle lo hacemos con cariño, con el deseo de estar bien y casi siempre conseguimos paz y calma mental.

Nuestras teselas acabadas son la muestra y la prueba de ese proceso, siempre son bellas y contienen mucho de nosotras.

Romper una tesela en la cual se refleja todo ese maravilloso proceso de relajación, paz y meditación, en la que hemos puesto todo muestro amor, dedicación y tiempo, no es fácil, cuesta mucho. Y desde luego no se trata de que a partir de ahora empecemos a romper nuestras teselas a diestro y siniestro para practicar Kintsugi.

No es eso. El Kintsugi no es eso.

Pero, podemos experimentar con el desapego a lo material, y a través de una tesela que signifique mucho y bueno, desprendernos de ella haciéndola pedazos y después repararla.

Es un buen aprendizaje.

Se trata de trasladar la filosofía que encierra la técnica artística del Kintsugi a la cotidianeidad de las personas que hacemos Zentangle y recoger las enseñanzas que nos va a aportar, tanto el Método Zentangle, como el Kintsugi.

Pero, recordad, no es Kintsugi, es sólo una adaptación. No caigamos en la apropiación cultural.

Si tenéis alguna consulta, duda, pregunta o lo que sea al respecto de este post, podéis contactar conmigo en "comentarios", poned vuestro nombre, para saber quiénes sois.

Muchas gracias por leerme.

Aquí tenéis la Zendala original. ¿A qué es mucho más bonita con cicatrices?



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