Llevaba, desde su estreno, con ganas de ver esta película dirigida y protagonizada por Antonia San Juan, rodada en Las Palmas de Gran Canaria y en la que tiene un pequeño papel una conocida mía muy alta.
Y hace unos días me puse a ello, sin ninguna idea de lo que iba la película. Prometo que no estaba mediatizada ni influida por ninguna opinión.
Es mala, pero de las malas que te dejan avergonzada, con esa vergüenza ajena que sentimos las/os canarias/os cuando suponemos que se quiere reflejar la sociedad de nuestras islas y el resultado es desacertado y ridículo.
Es cierto que cuando veíamos la seria "Sexo en Nueva York" no pensábamos que todas las neoyorquinas eran como las protagonistas, que no todas las mujeres de esa ciudad tenían zapatos de Manolo Blahnik ni iban siempre a restaurantes y clubes estupendos.
Y claro, en Las Palmas de Gran Canaria no todos/as gritamos, hablamos, vestimos, paseamos, vivimos, vamos a velatorios y al bingo como se ve en la desafortunada película de San Juan.
En cualquier ciudad española, en cualquier sitio existen barrios marginales, personas con problemas famliares, de salud mental, con poca o nula formación académica, personas con mal carácter, gente que habla mal y con malos modales; muchas películas reflejan esas realidades y no por ello son malas. Puede que cuando alguien, y me incluyo, vemos reflejada en una pantalla esas situaciones, sentimos cierto complejo por pertenecer a una sociedad conformada por múltiples existencias, algunas cercanas y otras lejanas y que rechazamos.
Podría decir que me sentí ofendida al verla y pensar que quizás hay personas que crean que Canarias es así, pero después de reflexionar sobre ello se que no, que las personas con buen criterio no pueden pensar que la sociedad isleña mayoritaria sea como la que se refleja en la película y ni siquiera Antonia San Juan lo habrá hecho con esa intención.
Lo único positivo que pude sacar de la película es la intensa necesidad que algunas personas hemos tenido en algún momento de nuestra vida de escapar de una realidad próxima que rechazamos e incluso llegamos a odiar.
No quiero acabar este post sin escribir sobre Antonia San Juan actriz, que me resulta siempre la misma persona, tanto en sus monólogos, como en la serie "Aquí no hay quien viva" (que debería llamarse "Esto no hay quien lo vea") o en el cine. Siempre que la veo tengo la impresión de que se interpreta a sí misma.
Nada recomendable, ni siquiera para ver sitios bonitos de Las Palmas de Gran Canaria.