Podría escribir hoy sobre tantas cosas, tengo tantos temas pendientes, anécdotas que contar, platos y recetas que compartir, libros que comentar, películas que criticar y tonterías de las que reirme.
Incluso podría no escribir nada, porque estoy en un momento personal y profesional muy intenso, acompañando a VIDA en un maravilloso proyecto que ocupa mucho tiempo y pensamiento.
Pero mi conciencia social y política me impide el silencio y no quiero ni puedo ni debo dejar pasar un día histórico como el de ayer.
El rey abdica y su hijo le sucede.
Los medios de comunicación nos bombardean y lo continuarán haciendo durante días con imágenes populistas, imágenes que muchos y muchas considerarán simpáticas, campechanas y entrañables. Pero no nos engañemos ni dejemos que lo hagan. Estas imágenes no son otra cosa que la mentira, el disfraz, el maquillaje de una institución retrógrada, obsoleta e injusta.
Es el momento de pasar a la acción, salir a la calle, sacar las banderas y aprovechar este momento para dejar de ser súbditos y ejercer como ciudadanos, con el concepto de ciudadanía acuñado en la revolución francesa.
Apoyo la convocatoria de un referéndum en el que las ciudadanas y los ciudadanos podamos decidir si queremos ser o no monárquicos.
Pongamos fin, aprovechando la coyuntura, a una institución caduca, inútil y peligrosamente cercana a la corrupción.
Es el momento.
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