viernes, 11 de diciembre de 2020

559.- COSAS QUE PASAN


Este es uno de esos posts que lleva programados hace horas y que no estaba segura de que iba a publicar.

Con mi edad y mi vida, me planteo que es complicado volver a pensar en conocer a alguien que realmente me importe, volver a ilusionarme y sobre todo volver a enamorarme.

Pero la vida te da sorpresas y de pronto aparece alguien que te saca de ese lugar que se había convertido en un refugio seguro y aburrido y te dice, ven, cógete de mi mano y vámonos.

Y claro, te quedas sin saber qué decir ni qué hacer. Acojonada, vamos.

Y ahora toca, como en los tests  de prueba de conocimientos, elegir entre cuatro opciones.

Te vas, te quedas, te mueres de asco, pena o aburrimiento, o no sabes/no contestas.

Y mientras decides si  le das a la tecla de la plataforma, para comenzar el test, te planteas mil cuestiones, Y las dudas y el miedo te dejan quietecita en una esquina de tu vida y no sabes reaccionar. Porque por muy claro que lo tengas todo, no es sencillo. Volver a comenzar. ¿Y ahora qué?

Yo sé que he tenido una suerte inmensa, que ni yo misma me acabo de creer. Ha aparecido en mi vida, de la manera más extraña alguien que me rompe los esquemas, que me calma, me ilumina, me enseña y saca de mí todo lo bueno que yo creía desaparecido para siempre.

Feliz me tienes bonita, muy feliz. Cuando ya pensaba que eso no iba a volver a aparecer en mi vida, has llegado tú y has removido los cimientos absurdos que consideraba inamovibles y que ahora son nada. 

Calma, me digo a mi misma. Calma.

Y llevo días que sólo me viene  a la cabeza la actuación de Rosalía en la ceremonia de entrega de los premios Goya de 2019.


Y la vida consiste en ser feliz, lo demás da igual.

lunes, 7 de diciembre de 2020

558.- HOY TE REGALO LIMONES


La frase "si la vida te da limones haz limonada" se le atribuye al escritor Dale Carnegie, un empresario y escritor estadounidense, que de pequeño debió ser boy scout y dedicarse a vender limonada en la calle para recaudar fondos. 

A mi esa frase me suena a Mr. Wonderful y buenrollismo tontito, de charla motivacional, libro de autoayuda y seminario anual de empresas multinacionales.

Hacer limonada si no tienes una Thermomix es una auténtica pesadilla, porque exprimir limones no es como exprimir una naranja, no, nada que ver.

Cuando descubres, gracias a tu agente de ventas de Thermomix, como hacer una limonada sin ningún esfuerzo físico, excepto el pago mensual del crédito de la máquina, sabes que a partir de ahora tu casa puede convertirse en una sucursal del puesto de limonada de Carnegie, y después de la euforia inicial dejas de hacer limonada, porque necesitas una plantación de caña de azúcar para poder pasar el trago.

A todo esto, más de una se preguntará a que viene el tema cítrico justamente ahora, con una pandemia instalada ya en nuestras vidas, una Navidad que se aproxima y un incierto 2021. 

Les cuento. Mi amiga A. me recomendó hace unos pocos días, que para mi dolor de garganta venía muy bien un remedio casero, un limón calentado en el microondas se envuelve en un pañuelo que te colocas en la garganta y te lo sujetas con otro pañuelo. Yo lo explico como lo entendí. Y a todo esto ya me veía yo con un limón entero colocado en esa parte del cuello debajo de la nuez. Porque las mujeres también tenemos nuez, aunque su tamaño esté entre el pistacho y la avellana.

El caso es que se creó una situación muy cómica, y que igual contándolo aquí no lo parece tanto. Porque yo no me atrevía a  decirle que dormir con un limón entero atado al cuello me parecía arriesgado, incluso suicida. Pero fue tal el ataque de risa que el malentendido quedó aclarado, y si, se trataba de un pañuelo impregnado en zumo de limón caliente, no de un ejemplar entero. 

El remedio me sigue pareciendo curioso, exótico incluso, pero menos peligroso que lo que yo había entendido.

Y después de ese día pienso mucho en limones, porque nunca nos paramos a pensar con calma en un limón, los vemos en rodajitas en la Coca Cola, la corteza flotando en los gintonics, y acompañando a la sal al lado del vaso de chupito de tequila. Todo ello cuando aún se podía ir de bares. Porque seguro que el consumo del limón se ha reducido considerablemente en todo el mundo.

Se cuenta que hay personas a  las que les encanta comer limón, así a palo seco, que aprecian su sabor y disfrutan con fruición de ese placer inimaginable para el resto de la población. Yo creo que es una leyenda urbana inventada por alguna empresa agrícola limonera, y no existe nadie en todo el mundo que chupe limones.

El limón es como el hermano gilipollas de la naranja y el cuñado pesado de la lima. Un incordio. Por mucho que se ponga de moda el vasito en ayunas de agua templada con zumo de limón por lo de la alcalinidad.

Pero no quiero resultar negativa, que de lo más malo se puede sacar algo bueno y que no deja de ser un vegetal que también tiene derecho a su ácida vida.

Seamos positivas y pensemos en un limón de los de verdad, de fotografía instagramera, amarillo, con su ramita y hojita verde, y su parte más interesante, el pezón, porque los limones tienen una especie de bultito justo en la parte simétricamente contraria al lugar del que sale la ramita, que se asemeja placenteramente a un pezón, y que una vez reconocido, nos reconcilia con esta fruta a la que hace siglos se le debió reconocer su inapreciable valor erótico.

Ya sé que muchas pensaréis que esto del limón es un desvarío mío, incluso os preocuparéis por mi salud mental. Estoy perfectamente, y aunque parezca raro, todo es cierto. Y si, podía haberme ahorrado este post que tiene mucho de absurdo. Pero es un regalo. Porque los limones también se pueden regalar.


jueves, 3 de diciembre de 2020

557.- LA VIDA



Es muy difícil vivir, y muy fácil no hacerlo, y al contrario, es muy fácil vivir, y muy difícil no hacerlo. Es decir, que vivas como vivas, no existe una fórmula general para ser feliz, y que todo dependerá de las ganas y la ilusión que le pongamos. De saber relativizar todo aquello bueno y malo que nos sucede. Carpe Diem y Pura Vida.

Cuando piensas que vida sólo hay una y que se te acaba, aparecen nuevos horizontes, esperanzas e ilusiones. Siempre es así, y sólo acaba cuando morimos. Por ello no podemos permitirnos morir mientras nuestros corazones sigan latiendo.

Por fin acaba este año, que en lo personal ha sido muy malo, terrible y a nivel mundial ha sido una pesadilla que parece no tener fin.

Yo estoy aprovechando todo lo ocurrido en este año para aprender que se puede vivir de otra forma que no es aquella que conocíamos y que muchas veces no nos hacía felices aunque pudiéramos hacer lo que nos daba la gana, pero siempre de cara al exterior. Ahora sabemos que se puede vivir intramuros, tanto físicamente como emocionalmente. Y que todo ello nos hace conocernos mejor, a nosotras y a las demás.

Hemos tenido la oportunidad de conocer a gente que desde sus casas establecían con nosotras conexiones sorprendentes, de quienes hemos aprendido y a quien hemos enseñado. Relaciones impensables en otro momento social y personal, llenas de generosidad y comprensión, de sororidad y compromiso.

Yo no quiero la "normalidad" que tenía, porque ahora soy más feliz y más equilibrada. Ahora valoro cosas en las que antes ni me detenía a pensar. Ahora sé que lo que antes me parecía imprescindible para vivir, ya es innecesario o menos necesario.

Cuidar a quien quiero, esté lejos o cerca, cuidarme yo para poder cuidar y hacer sentir a quien me importa, que yo estoy aquí siempre.

Diciembre no será un mes fácil, pero depende de cada una de nosotras el suavizar lo que puede parecer adverso, duro e inhóspito. Antes era el mes del despilfarro, de las tarjetas echando humo, de las compras compulsivas, de la comida y la bebida a chorros, de las fiestas y reuniones con gente que te importaba un carajo. Ahora ya no tiene porque ser así, no debería volver a ser así, ya no es necesario que sea así.

Practiquemos el buen humor, el amor, la delicadeza y la ternura. Aprendamos todo aquello que siempre quisimos aprender y que fuimos dejando de lado por falta de tiempo.

Vamos a vivir fácil y difícil.