lunes, 21 de junio de 2021

566.- ARMARIOS PRESTADOS


Junio es el mes en el que oficialmente comienza el verano, aunque en algunos lugares ya estén por encima de los 30 grados de temperatura desde hace varias semanas. 

Y junio es el mes del Orgullo, del Pride  LGTBIQ+, de forma oficial también. El 28 de junio es el día de la manifestación y durante todo el mes hay actos, fiestas, presentaciones, etc.

Vuelven en estos días a aparecer iluminados e iluminadas que preguntan por qué no hay un día del orgullo hetero, cómo si ya no se les hubiera explicado que a las personas heterosexuales no se les discrimina por serlo, no se les insulta , no se les agrede y no se les mata. ¿Entendido, almitas de cántaro?

Con todo ello, yo hoy de lo que quiero hablar es de la importancia de la visibilidad, la visibilidad porque si, porque me da la gana decir quién soy, cómo soy y a quien amo. Igual que lo hacen las personas heterosexuales y a quien nunca se les cuestiona por esa visibilidad que a ellas les viene de serie.

Sin olvidar que nuestra visibilidad es una herramienta política, porque le pese a quien le pese, la política atraviesa directamente todos nuestros actos, comportamientos y situaciones. Toda nuestra vida. La política no sólo va de partidos políticos y de señores y señoras que trabajan en el Congreso, en el Senado, en los Ayuntamientos y en los Ministerios.

La política va de derechos, deberes, libertades, igualdad, educación, sanidad, bienestar, de felicidad. De la vida. De eso va la política.

Pero cuidado, porque la visibilidad tiene curvas. Y a veces ocurre que quienes nunca hemos estado en un armario, o quienes estuvieron pero lo abandonaron hace tiempo, vuelven a entrar por causas ajenas, que hacemos propias.

Esos armarios no son nuestros, son armarios prestados que aceptamos, y que nos vuelven a joder la vida. Son los armarios de "no se enteren mis padres que son muy mayores y les puede dar algo", "espera a que solucione mi vida", "en el trabajo no se pueden enterar", "poco a poco lo iré contando a mi familia y amigas", y tantos otros absurdos nombres que ponen a esos receptáculos.

Y el problema está en que aceptemos la invitación, porque siempre se nos dice que es por poco tiempo. Pero se alarga el hospedaje y lo que comenzó por un fin de semana largo, se convierte en una dilatada estancia de la que cada vez es más complicado escapar.

¿Y por qué aceptamos el alojamiento? La causa que triunfa en estos casos es el amor.  Porque parece ser que cuando estás enamorada te puedes perdonar hacer la gilipollas, toleras situaciones absurdas y permites fábulas y cuentos.

Ese amor romántico, creación perversa del patriarcado, que nos hace creer que somos medias naranjas, que nos limita el desarrollo individual, que nos obliga a ser generosas con el/la otro/a pagando el alto precio de olvidar quienes somos.

No podemos retroceder a lugares que sólo generan tristeza y frustración. Si alguien nos ama, si ese sentimiento es real, nunca nos coaccionará para entrar a un lugar inhóspito y peligroso que nos destrozará.

Nadie dijo que fuera fácil vivir, pero mejor hacerlo convencidas de que estamos siendo fieles a nosotras mismas, que vivir un sucedáneo de vida que sólo nos aportará desilusión y nos quitará la esperanza, no es vivir.

Así que nada de armarios tristes, que como dice la canción, vamos abriendo puertas y cerrando heridas.

Feliz Orgullo LGTBIQ+ 2021