.- Un anís, por favor.
.- Muy bien, tenga.
.- No sabes lo solo que estoy. Mi mujer murió hace cuatro años.
.- Lo siento.
.- El anís me la recuerda.
.- ¿Por qué?
.- Todas las noches, después de cenar, tomábamos una copita. Y ya en la cama, su aliento olía dulce.
El beso de buenas noches era suave y dulce, como era ella.
.- ¿Cuánto te debo?
.- Un euro ciencuenta.
.- Hasta mañana.
.- Adiós.
2 comentarios:
Vaya... una escena tan preciosa como triste...
:(
Publicar un comentario