Esos recipientes casi siempre de plástico que cuesta apilar y guardar sin que ocupen demasiado sitio y sin que se desmorone la torre mal apilada en un rincón de la alacena.
Esos cacharritos que compramos por impulso y que se multiplican en el armario sin que nos lo podamos explicar, que hay que lavar con agua muy caliente y mucho jabón para que no queden grasientos,que pierden las tapas casi a la misma velocidad que los calcetines en la lavadora y que viajan de casa en casa con bocados suculentos y sobre todo muy amorosos.
El/la emisor/a elabora una perfecta mezcla de cariño, preocupación, cuidado, mimo y gastronomía. El receptor/a se siente obsequiado/a, cuidado/a, mimado/a y libre de tener que cocinar.
Tuppers de paella y arroces varios que nos invitan a probar y evaluar los avances de quien los cocina, caldos de pollo y gallina para enfermos/as que necesitan un reconstituyente calorcito estomacal, arroz con leche y natillas para las recién paridas, rosquillas, polvorones, panellets y cualquier otro dulce casero propio de fechas festivas y locales.
Los tuppers son, en muchos casos, envases de cariño y amor y deben ser siempre agradecidos, valorados y devueltos.
Si somos nosotras quienes los preparamos para otras personas debemos observar ciertas normas no escritas hasta ahora y que propongo desde aquí.
Nunca prepares tuppers para otras porque te sobra comida y no la quieres tirar, la cantidad de comida debe ser proporcionada, mejor poco que excesivo, recién hecha a ser posible y nunca congelado, siempre cosas que nos gustan mucho a nosotras y nunca experimentos y siempre siempre, poniendo mucho amor en la preparación y la entrega.
Siempre que devuelvo un tupper vacío de comida, lo lleno de agradecimiento y cariño y pongo dentro un papelito que dice "gracias".
2 comentarios:
Tomo nota de la devolución con el "gracias". Lo aplicaré
Un saludo. Sitagiorgio
Qué buena idea me has dado para cuando devuelva un tupper.
Gracias!
: )
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