No hace mucho que leí esta frase de Rosa María Calaf en una entrevista:
"Se habla de lo que impacta, pero no de lo que importa".
Y me viene a la pluma para describir lo ocurrido después de la gala de elección de Drag Queen de Las Palmas de Gran Canaria 2017.
Las personas católicas rasgándose las vestiduras, llorando más que por las víctimas de un terrible accidente aéreo, gritando en prensa y redes sociales y tirándose de los pelos a la par que culpan de blasfemas a todas las que no se sienten ni indignadas ni ofendidas.
A mí no me ofende la actuación de este drag, que debo decir que no me gustó particularmente, pero por un disgusto mío hacia la estética religiosa, vestidos de vírgenes, joyones, capirotes, heridas intercostales, coronas de espinas...
Pero sin juzgar la estética referida al vestuario y complementos, tengo que decir que estoy encantada y agradecida.
Encantada porque después de haber pasado ocho años de mi infancia en un colegio de monjas en el que era normal que nos levantaran la falda para ver si llevábamos las bragas limpias, porque nunca defendieron y ni siquiera se pronunciaban en contra de maltratadores y abusadores de menores,que eran padres de alumnas del colegio.
También estoy encantada porque por circunstancias muy próximas a mí, pasé diez años en contacto con una de las facciones más peligrosa y radical de la iglesia católica. Ahí conocí centros en los que sus pupilos jugaban en habitaciones a oscuras con menores a los que debían reconocer mientras les tocaban.
También ahí me señalaron y despreciaron por ser lesbiana, aunque varios padres de familia de 10 y 12 hijos tenían relaciones ocultas con otras personas que no era la inagotable paridora.
El abuso, la pederastia, la homofobia, la lesbofobia, la transfobia y el maltrato están arraigados a la iglesia católica como una garrapata a un enorme monstruo.
Y como decía, también me siento agradecida, porque gracias a esta parodia, que sin duda buscaba el escándalo y la controversia, han aflorado muchas opiniones en contra del espectáculo popular, dejando a la luz el ridículo, la intolerancia y el miedo a lo diferente que siempre se transforma en odio.
Agradecida también porque gracias a esa actuación puedo escribir este post y decir lo que pienso de esa institución obsoleta e intransigente, que carece de valores solidarios y que ejerce de padre castigador y de madre castradora.
Hablemos de lo que de verdad importa aunque sea gracias a un hecho que ha impactado y ha puesto de rodillas a rezar a los fariseos de turno.
7 comentarios:
Cuánta hipocresía en el mundo católico...
Besos.
Si. Mucha. Gracias por comentar.
Cuánto daño hizo,hace y hará la religión católica . Me encanta el post!! Muy de acuerdo en todo!! GRANDE!
Grandioso el post!! Cuánto daño hizo, hace y hará la religión católica. Un abrazo de Feli y mío ,se lo acabo de leer y le encantó! 👏👏
No sólo estoy e acuerdo sino que creo un deber cívico denunciar toda la práctica consentida de tantas aberraciones cometidas en nombre de lo divino. Sólo añadir que ese daño que ha producido y seguirá produciendo la religión católica, personalmente, lo extiendo al resto de los credos que no son otra cosa que no persiguen otro fin que la alienación del individuo. Gente valiente como tú, o Idaira Jorge González, deberían escribir algo de lo que pasa con el Islam, en estos mismos términos con los que tan bien te explicas en tu post.
La religión es el opio del pueblo.
Muchas gracias por tu comentario. Yo puedo escribir en estos términos de la religión católica porque es la que conozco muy bien. Estoy de acuerdo contigo en que cualquier religión es nociva.
Totalmente de acuerdo, mucho rasgarse las vestiduras con esto, que al fin al cabo es espectáculo y luego bien que tragan y tapan otros hechos que sí son bastante graves.
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