No me he muerto, ni he emigrado a una zona sin comunicaciones, ni he dejado el blog.
Pero llevo seis semanas sin wifi en la casa en la que vivo por un problema que Orange no consigue resolver, y esto ya es por ineptitud, irresponsabilidad, falta de rigor y de responsabilidad, porque ni responden a las llamadas, ni ofrecen soluciones. Solamente cobran facturas y las personas que atienden las llamadas cuelgan el teléfono ante la falta de respuestas lógicas y resolutivas.
Así que por este problema técnico y la falta de profesionalidad de una empresa, yo estoy desconectada del mundo 2.0 y a la espera del reenganche.
Tenía preparados desde noviembre un montón de posts navideños de vinos, comida, recetas, buenos deseos y felicitaciones. Pero se quedan en la reserva para próximas navidades y otras ocasiones.
Hoy he aprovechado una red próxima para dar noticias y demostrar que sigo aquí, que mi blog continúa vivo y yo también.
Estamos a punto de entrar en los años 20 y parece que el charlestón no vuelve, que el regetón y el perreo continúan campando a sus anchas en este mar de catetismo en el que España se sumerge sin remedio. Pero soy optimista, y creo que más bajo ya no podemos caer, así que pensemos, estudiemos, leamos y quienes tienen hijas e hijos pequeños, inculquen buenas y sanas costumbres, para que la mierda no nos cubra del todo y ya después no haya manera de salir.
Personalmente espero un 2020 bueno, feliz, estable y con un montón de proyectos realizables, porque en ello me estoy esforzando y las cosas que se trabajan finalmente se alcanzan. Este 2019 así me lo ha demostrado, y en ello sigo.
Deseo a todas unas estupendas fiestas de Fin de Año y Reyes, y muchísima esperanza y amor para lo que nos depare 2020.
Revolución, sororidad y feminismo a mansalva.
Y es el año de la rata en el horóscopo chino, cosa en la que no creo ni en el chino ni en el conocido. Pero da mal rollo, ¿o no?
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