jueves, 5 de marzo de 2020

541.- MI MEJOR AMIGA



Catorce años de relación de pareja dan para mucho y bueno. Un día te adentras en el bosque oscuro y caes en un agujero en el que te encuentras al sombrerero loco y a la reina de corazones y a punto de ser decapitada, escapas loca.

Y ahí sigue ella, dolida, triste y desilusionada, a veces, quiero pensar que sólo a veces.

Pero con la misma mirada de aquella foto en blanco y negro de cuando era una niña.

Yo de lo que quiero escribir hoy aquí es de la faceta gastronómica privada de esta mujer que lleva toda una vida trabajando y que no siempre se le ha reconocido su buen hacer como es debido, sobre todo por parte de empresarios que han mirado más por su bolsillo que por el bienestar de las personas que sacan sus negocios adelante con profesionalidad, rigor y seriedad. Jefa de sala y maitre(sa), de restaurantes en los que ha brillado por su sencillez, considerándose una transportadora de platos y camarera, pero que ha sido muchísimo más que eso. A nivel profesional no conozco ninguna mejor.

Cocinar ha cocinado siempre en su casa

Vasca de interior y canaria del norte, con una pizca manchega de la sierra albaceteña de Alcaraz.

Autodidacta, curiosa, esponja del saber, oyente atenta e inagotable de lo que vale escuchar, paciente, cuidadosa de cosas y gentes, orgullosa y delicada, experta en cortes elegantes y chistes de rólex y setas.

Y centrándome en su saber culinario, decir que ella en la cocina, la cocina de su casa, sus platos de diario, las comidas para amigas y amigos, ella es sobria en ingredientes, en especias y artificios. Heredera por parte materna de unas socorridas judías verdes con patatas, de gazpachos manchegos y sesos rebozados con amor. De sopa de pescado fraterna y milagrosamente densa y sabrosa.


Ella cocina como es. Sabes de su buen hacer con las legumbres, la alubiada tolosana con la morcilla elgoibarresa, el puchero de fabes con almejas, la porrusalda, la tortilla de bacalao, el bacalao al pilpil, las patatas panaderas de tantas cenas de fin de año y cumpleaños, acompañando corderos y solomillos. La salsa de tomate espesa y oscura que acompañará a una morcilla de entre Burgos y Bizkaia, los pimientos de Guernika, las piparras de Ibarra fritas o encurtidas para preparar las gildas, esas gildas que me dejaron en el sitio.

Platos de cuchara que te llevan a casa, que te confortan como un abrazo, que te miman y te dicen te quiero, te cuido.



Sapiencia culinaria que demuestra en incursiones gastronómicas lúdicamente críticas. Hay quien se divierte jugando a los bolos, viendo un partido de cricket o bordando un mantel. Otras se van de pintxos, vinos, tapas y chuletas.



El txangurro de cerca de Motriko, los pintxos del Ganbara en Donosti, la chuleta de Petritegi, el cogote de merluza de Orio, el txitxarro de Guetaria, las rabas del bar del pueblo en agosto, los callos del KingKong, los fritos de Arrate, los perretxicos y todas las setas,...Y el chocolate de Mendaro porque no hay ninguno mejor.


Parece que nos hayamos pasado la vida comiendo. Y bueno, en parte si. Hablar con ella de comida, de vinos, de restaurantes, de bares, es un lujo y un placer. Porque sabe, y eso nos gusta a las dos.

Gracias por estar.








1 comentario:

miricotes57@gmail.com dijo...

Ay Conchy que bien me describes,pero claro tantos años juntas dan para todo eso y más,y espero que sigamos disfrutando de la buena cocina tanto tuya,que tú me superas con creces,he aprendido mucho a tu lado también, por muchos años mas.