Con mi edad y mi vida, me planteo que es complicado volver a pensar en conocer a alguien que realmente me importe, volver a ilusionarme y sobre todo volver a enamorarme.
Pero la vida te da sorpresas y de pronto aparece alguien que te saca de ese lugar que se había convertido en un refugio seguro y aburrido y te dice, ven, cógete de mi mano y vámonos.
Y claro, te quedas sin saber qué decir ni qué hacer. Acojonada, vamos.
Y ahora toca, como en los tests de prueba de conocimientos, elegir entre cuatro opciones.
Te vas, te quedas, te mueres de asco, pena o aburrimiento, o no sabes/no contestas.
Y mientras decides si le das a la tecla de la plataforma, para comenzar el test, te planteas mil cuestiones, Y las dudas y el miedo te dejan quietecita en una esquina de tu vida y no sabes reaccionar. Porque por muy claro que lo tengas todo, no es sencillo. Volver a comenzar. ¿Y ahora qué?
Yo sé que he tenido una suerte inmensa, que ni yo misma me acabo de creer. Ha aparecido en mi vida, de la manera más extraña alguien que me rompe los esquemas, que me calma, me ilumina, me enseña y saca de mí todo lo bueno que yo creía desaparecido para siempre.
Feliz me tienes bonita, muy feliz. Cuando ya pensaba que eso no iba a volver a aparecer en mi vida, has llegado tú y has removido los cimientos absurdos que consideraba inamovibles y que ahora son nada.
Calma, me digo a mi misma. Calma.
Y la vida consiste en ser feliz, lo demás da igual.
1 comentario:
Me alegro mucho
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