jueves, 26 de julio de 2012

84 - VACACIONES

Por fin..., esto ya llegaba a la tortura mental. Mañana es mi último día de trabajo hasta finales de agosto.
Aún no se que haré ni dónde iré, pero seguro que voy a estar bien porque si se donde no iré y lo que no voy a hacer.

No quiero playas masificadas, ni quemaduras solares, ni música de chiringuito, ni niños y madres / padres gritando.



Solo quiero tranquilidad. Reirme, hablar con quien mejor me escucha, escuchar a quien mejor me habla, comer cositas ricas y VIVIR.




Dejar pasar despacio el tiempo, para que parezca más y contemplar sin descanso lo que más me llena: VIDA.

No quiero correr a ver monumentos, museos y ruinas, todo a contrarreloj.
Quiero sentarme en una terraza, tomando una cervecita y ver pasar a la gente, mirar la VIDA y coger su mano en sus ojos.




No quiero hablar de la crisis, de los ladrones, de este país que puede que ya no tenga futuro.
Quiero pensar en todo lo que hay fuera y lo que es alcanzable. Recordar a "perrito y cabrita", a los osos, los pingüinos, las camisas de cuadros, la policía montada de Canadá y en Reykiavick.

No quiero pensar en huir ni en escapar.
Quiero pensar en encontrar y descubrir.





lunes, 23 de julio de 2012

83 - MUCHAS VECES NO SOBRAN LAS PALABRAS

Estoy totalmente de acuerdo con la frase: "una imagen vale más que mil palabras". Existen innumerables testimonios gráficos que lo ejemplifican y no dejan lugar a duda.


Sin embargo, en esta sociedad mediática, copada y saturada de imágenes, se está relegando a la palabra.
Si digo "te quiero", significa que sólo deseo tu bien, tu felicidad, y por supuesto que no podemos quedarnos en esas dos palabras, hay que demostrarlo, día a día, caricia a caricia, detalle a detalle, beso a beso...
¡Tantas cosas que expresar con palabras que enriquecen y/o complementan a hechos e imágenes!
Otro tema de palabras es la "salida del armario", algo que no puedo entender como la conversión de personas en estereotipos de un gay o de una lesbiana, que con todo el respeto, no promueve la igualdad.
La "salida del armario" es un concepto teórico que supone darnos a conocer en todos los entornos que compartimos socialmente: familia, amigos, trabajo, escuela, sanidad, etc.
No se trata de llevar una etiqueta permanente e ir contando nuestra vida, se trata de visibilizar la orientación de cada persona en los momentos y situaciones que lo requieran.
También se trata de vivir con orgullo una parte básica y fundamental de nuestra vida.
La naturalidad con la que escuché el otro día esta frase: "las dos estamos con anginas", algo tan simple, tan cotidiano, supone la visibilidad de una relación, el orgullo de la orientación y la satisfacción de la identidad.
Parecerá que exagero, unas anginas y saltas del armario. Pues si, en ocasiones puede ser tan sencillo como eso.
En tantos otros temas la palabra es imprescindible; explicar una enfermedad, una ruptura sentimental, un enfado, una reconciliación y tantas otras circunstancias importantes o menos que suceden en nuestra vida y la conforman.
Desde luego que para hacer todo ello posible es imprescindible la "asertividad", que no es otra cosa que la capacidad que deberíamos tener de expresar con libertad nuestros sentimientos, de manera sincera y sin miedo a quedar mal, dejando de lado la deseabilidad social y no respondiendo a los demás como sabemos quieren que respondamos. Ser fieles a nuestros valores y principios sin dejarnos llevar por convencionalismos, miedos y tradiciones obsoletas.

jueves, 5 de julio de 2012

82 - VA DE HUEVOS




Qué importante es el cambio y la adaptación del lenguaje a los movimientos sociales, a la potenciación de una igualdad real entre personas diversas, pero con iguales derechos.
Qué difícil es eliminar hábitos tan arraigados como la utilización de palabras y expresiones que discriminan y estigmatizan.
Ayer me llamaron "tortillera" y claro, lo primero que pensé fue: "esta cateta que coño me dice".

Pero después, reflexionando, caí en la cuenta de que la palabra "tortillera" viene recogida en el diccionario de la R.A.E. y que la tercera acepción es la de lesbiana, eso si, en sentido despectivo.  Deberían desaparecer tantas y tantas palabras que se recogen en el diccionario de nuestra lengua y que solo llevan a la discriminación, o al menos, el reconocimiento de acepciones que ya deben estar en desuso, por no ser acordes con los avances sociales y las cotas de igualdad logradas.
Y así, la cateta lo es menos, porque solo ha utilizado una palabra que está en el diccionario.
Yo he pensado en alguien como cateta, que según el mismo diccionario se trata de una lugareña palurda, también en un sentido despectivo. Mea culpa.
No se si es peor lo de cateta, que yo entiendo como un vacío estructural de conocimiento que lo de tortillera, que para mí es un estado de plenitud física y emocional. Es decir, o estás llena, o estás vacía.
Claro, que esas licencia lingüisticas, es algo que me permito yo, pero no se si cuajarían en el imaginario social.

Y lo del coño, usado preferentemente de forma peyorativa, identificando "un coñazo" como algo aburrido, pesado y lento contraponiéndose a la expresion "de cojones", que define algo como divertido.
Un coñazo debería ser "un coño grande", o un "espacio cálido y acogedor", "una ocasión o momento divertido", "un remanso de paz", "un placer".

Lo de cojonudo a mi me suena a espárragos.

¿Y por qué esa generalización del uso "por mis huevos", asociando huevo a testículo, por quien no los tiene?
Por mis ovarios, si. Por mis ovarios que el uso adecuado e igualitario de nuestro extenso y rico vocabulario español ayuda a promover la igualdad.
Hay muchos ejemplos que poder utilizar, y pequeños cambios que promueven poco a poco la igualdad:
Discapacidad, minusvalía, enfermedad por "diversidad funcional", porque funcionas de otra forma, tu mente o tu cuerpo, pero no eres menos capaz ni menos válido.
Tortillera y boyera por lesbiana, porque no me dedico a escachar huevos a nadie, porque yo tengo el derecho de exigir respeto a quien soy.
Maricón por gay u homosexual, por lo mismo que el ejemplo anterior.
Cateta por persona sin formación. Y no es culpa de ella.