martes, 2 de mayo de 2017

375.- EL ÚLTIMO ALIENTO


Claro que no es la primera vez que veo este tipo de situaciones, desgraciadamente han sido muchas, y aunque de una sola de ellas se tratara ya sería demasiado.

Pero la condición humana puede ser mezquina, miserable y vergonzante.

Y me refiero a la reacción de las familias ante una enfermedad terminal, degenerativa y/o incapacitante. Y ocurre sobre todo cuando el/la miembro de la familia enfermo/a es un hermano/a soltero/a, o un abuelo/a mayor. 

Se mueven incómodos en sus sillas, dejan la mirada perdida y piensan, piensan mucho.

"Ahora tendrá que venir a mi casa", "se meará y se cagará encima", "con su pensión no voy a tener ni para pañales", "los/as cuidadores/as cobran mucho dinero", "las residencias privadas son más caras que hoteles de lujo", "no se entera de nada", "me pilla en muy mal momento" "habrá que ver cuánto dinero tiene en el banco y en cuánto se podría vender su piso"... Y así una retahíla de frases quejumbrosas, victimistas, exculpatorias y calculadoras.

Olvidan en insultante poco tiempo todo aquello de lo que disfrutaron, todo lo que vivieron, bebieron, rieron, comieron, viajaron y compartieron con ese ser que se ha convertido en un estorbo, en un fardo con el que nadie quiere cargar y que en su terrible inconsciencia si es una verdadera víctima del egoísmo y la inhumanidad. 

La completa desprotección ante una familia que no se ha elegido, que en el sorteo de la vida se adjudicó sin preguntar y con la que no queda otra que cargar hasta el ultimísimo aliento.

Si alguien cercano, amigas/os hace amago de intervenir, se le aparta con desconfianza, no vaya a ser que "quiera picar algo".

Y las figuras legales de la incapacidad jurídica, la tutela y la curatela se obvian por una cuestión de tiempo y de desconocimiento que siempre afecta negativamente a la persona enferma.

Por la vida viaja acompañado de buena gente escogida por ti, de gente leal y fiel, de gente verdadera y buena, de gente que mire a los ojos y te coja las manos y sientas que sale amor por todos sus poros.

Apártate de las personas egoístas, de las que adoran el dinero y todo lo material, de quienes sólo se aman a sí mismas, de quienes buscan beneficio en cada uno de sus actos.

Arregla tu futuro de la mejor forma posible, para que nadie se aproveche de la vulnerabilidad final y sólo esté a tu alrededor la gente que de verdad te quiere y quieres.

Esto es por alguien querido y por sus buenas compañeras de vida.





3 comentarios:

Srta. Petruski dijo...

Hola guapa, unas palabras desgarradoras y por desgracia más frecuentes de los que debería ser. Hay personas que tratan a otros seres humanos como objetos, y cuando se les ha sacado toda la utilidad ya no son más que un estorbo. Vivimos en una sociedad tan materialista, que tratamos como un material más a otro ser humano. A veces no hace falta llegar al final de la vida para que te desechen sin más cuando ya no se necesita nada de ti. Verse solo en una situación así debe ser muy triste. Un abrazo

Conchy P.Vázquez blogpasionporlavida@gmail.com dijo...

Gracias por tu comentario. Si, es una realidad muy dolorosa y que por ello debemos evitar protegiéndonos con todos los mecanismos que tenemos a nuestro alcance. Saludos.

Esther dijo...

Qué difícil protegerse del abandono, y qué circunstancias tan duras. No me imagino negando la ternura y los cuidados a quienes me han dado todo y han estado ahí siempre. Creo que incluso ayudaría a alguien en sus últimos momentos aunque no fuera así. Dice de mucho de ti expresar algo así. Saludos.