Todo aquello que es contrario a la lógica o a la razón, lo calificamos como absurdo. Y cada vez más soy consciente de que vivo en un mundo absurdo, en el que muchos actos y muchas personas se instalan de forma permanente en una realidad absurda y que la viven inconscientemente, sin percatarse de ello.
Ionesco es considerado el padre del "teatro del absurdo" (sin olvidar a Beckett) y sus obras hoy son tan actuales como lo fueron en sus estrenos teatrales.
La ridiculización de una sociedad banal, metalizada, egocéntrica e ignorante, es completamente extrapolable a la actual.
En los ámbitos político, medioambiental y social, contemplamos ejemplos a diario, que nos hacen pensar en la involución de nuestra sociedad y en el deterioro visible de la misma.
Y a mi, toda esta locura me lleva a la idea de lo absurdo de muchas vidas, de familias, de grupos, de partidos políticos, de asociaciones, de países y de instituciones nacionales y supranacionales.
Hay poco que se pueda hacer, o estás con ellos o estás frente a ellos. También existe la, para algunas, utópica opción, de crear un nuevo sistema, y entonces sus creadoras, pasaríamos a formar parte de un nuevo absurdo.
Porque, incluso ahora, no existe sólo un absurdo, existen tantos absurdos como personas, o al menos, eso es lo que le dice una absurda a otra.
Es lo absurdo tan subjetivo como la lógica y la razón.
De momento podemos empezar leyendo "La cantante calva".
1 comentario:
Me suena mucho “La cantante calva”. Lo absurdo lo grotesco están bastante presentes en nuestro mundo actual.
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