Esta es una serie para evadirse, pensar poco y entretenerse tranquilamente y sin sobresaltos.
Esto no significa que sea mala, sólo que es tranquila.
Imaginad una "Casa de la Pradera" canadiense.
Un pequeño pueblo minero, con su profesora como narradora de todo lo que allí ocurre. Sacerdote, alcalde, propietaria del café restaurante, sheriff de la policía montada, niños y niñas, malos y buenos.
Mojigata historia de amor entre el sheriff y la profesora, que se supone que así tenía que ser en la época, aunque si os fijáis en los abrigos colores pastel que llevan las mujeres de la serie, parecen de hoy en día.
Son cuatro temporadas de 12, 10, 10 y 12 capítulos respectivamente.
Se deja ver y a mi me vino bien como descanso entre otras más intensas que requieren mucha más atención.
1 comentario:
Candidata a serie de las que me pongo para ir a dormir, je je.
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