domingo, 15 de abril de 2018

415.- RESTAURANTES MEXICANOS. AUGE Y DESASTRE.


Tengo la impresión, de que últimamente proliferan, como las pulgas en verano, los restaurantes mexicanos. Y que en todos ellos escucharé el mantra "somos auténtica comida mexicana, nada de tex mex".

Como muchas europeas, no he tenido, aún, la oportunidad  de conocer México, y es por ello que no sé cual es la auténtica cocina de ese país, y si lo que comemos en Europa, es fiel copia de lo que podríamos comer allí.

Taquerías y cantinas que deberían trasladarnos al país de Kahlo, Zapata y Vargas, pero que nos dejan un mal sabor de boca, insulso  y sin gracia.

Al "somos auténtica comida mexicana, nada de tex mex", añaden indefectiblemente la coletilla "con el picante adaptado al gusto de aquí".

¿Y cuál es el gusto "de aquí" en lo relativo al picante? ¿Es un gusto generalizado, o adivinan nuestra dispar tolerancia al picante por nuestro color de ojos o por el diámetro de nuestras fosas nasales?

Un sin sentido de tacos sosos, con pollo, filete, cerdo o camarones. Género congelado que da como resultado una comida seca, monótona y aburrida.

Un picante aséptico, del que se reiría un afectado de hemorroides.

Guacamole triste y anodino como un kiwi, los txilaquiles carentes de todo el ardiente morbo de los chiles.



Inexistente chile con carne y pueriles sincronizadas.

Margaritas aguadas, con tequilas de dudosa calidad.

Algunos de estos locales incluso anuncian a un chef reconocido (probablemente en su casa), y que parece ser experto en esa auténtica cocina mexicana que adapta el picante a nuestros débiles paladares.

Hay quien cuando cruza el umbral de estos templos del mariachi, se siente trasladado al paraíso guadalupeño y alimenta la máquina teletransportadora con enchiladas recatadas y tímidas cochinitas.


Y si hablamos de precios, sorprende que lo que debe encarecer el producto final sean los aranceles aduaneros, porque el pollo, las verduras, la harina, la ternera y el cerdo, deben ser auténticamente mexicanos y lo único que no se importa son los chiles, por aquello del paladar frágil.

A día de hoy, no conozco en Barcelona, a ningún mexicano que me haya satisfecho, gastronómicamente hablando.

Y no me apetece seguir decepcionándome.

2 comentarios:

Ricard Sampere dijo...

Si... ho veig com tu...

Molta parafernàlia, amb histories de cuiners o moles que porten infinits productes... I ja no parlem de la saga dels del clan Adrià, en que ja veus d'entrada que "no anem bé".

Un dia em va agradar la secció mexicana de Mextizo, però al rebre la factura, vaig pensar que ja no em veien més...

Potser de l'únic que he sortit amb relatives ganes de tornar, és de la secció "senzilla" de mexicans. Un que hi ha prop de la Sagrada Familia i que porta el no "La Taqueria". Al menys el que vaig pagar, em va semblar lògic, pel que havia menjat...

Esther dijo...

Hay en Sevilla, desde hace años, uno muy pequeño, en Torneo, cerca del puent de la Barqueta, antes de adentrarnos en la Alameda de Hércules, uno que se llama La Tasca del frijolito mejicano, que siempre me pareció maravilloso, el resto, como a ti, no me ha convencido, es más, ni siquiera me atrevería a recomendarte éste, porque en la de años que no vivo allí igual cambió de dueño y sólo le queda el nombre, pero prometo investigar en mi próxima visita a Sevilla.
Un beso.