miércoles, 26 de febrero de 2025

559.- LA SUSTANCIA



Estoy segura de que la directora y guionista de esta película de terror no imaginaba que se tratara como un ejemplo de lo que el edadismo puede llegar a suponer en las mujeres y hasta donde serían capaces de llegar, porque es completamente absurdo.

Es una película de terror en la que se expone hasta donde llega la protagonista por conservar su juventud y belleza. No se le puede atribuir un activismo contra el edadismo porque, todo lo contrario, lo que hace es potenciarlo. 

Si vamos buscando una explicación al guion, no podemos ir por el camino de la reivindicación social, porque se trata de una película de terror, con su sangre, sus agujas, sus transformaciones monstruosas, la desesperación y la locura. ¿Hay películas de terror que pueden ser reivindicativas? Sí, pero este no es el caso. 

El edadismo no puede combatirse con una película de este tipo en la que se muestra a una mujer capaz de lo más terrorífico y salvaje con tal de mantener su belleza y su éxito laboral. Es como una fábula con su moraleja: "No quieras ser bella más allá de los 50 porque te convertirás en una monstrua".

Y cuidado con esto, porque es un juego macabro, cómo la película.

No todas las mujeres que pasan de los 50 están descontentas con su cuerpo, y algunas de las que sí lo están acuden a los servicios correspondientes que les puedan ayudar a sentirse mejor física y emocionalmente. Porque sentirse bella no es sólo una cuestión física, tiene mucho de mental.

No hay nada malo en someterse a tratamientos que potencien la belleza y reparen los efectos de la edad. Unas mujeres optan por la cirugía y otras por tratamientos menos agresivos. Pero, en cualquier caso, cada una ejerce su libertad y derecho a estar bien, a ser feliz.

Y sí, hay algunas mujeres que han llevado a extremos insanos esos cambios físicos a través de cirugías, pero centrarse en esos casos puntuales, es una forma de culpabilizar a todas las mujeres de querer utilizar un recurso médico para estar mejor consigo mismas.

También es cierto que algunas mujeres no realizan esos cambios o mejoras corporales porque ellas no se encuentren a gusto con su cuerpo, sino porque sienten que debido a su profesión o nivel social serán rechazadas y apartadas por no poseer el aspecto físico que esta sociedad normativizada que cosifica a las mujeres exige. En estos casos no es un deseo de la propia mujer, sino la presión y el acoso social quien obliga a cumplir con esas normas establecidas por el heteropatriarcado.

Yo quiero pensar que Coralie Fargeat quería hacer una película de terror y ya. 
Una película en la que Demi Moore se luciera, en la que dejando atrás el torno de cerámica y el pole dance, fuera adquiriendo a lo largo de la película un aspecto monstruoso y que el público vea que ella de monstrua es una fantástica actriz.

A la industria cinematográfica le gusta dar premios a las/os actrices y actores que interpretan papeles de personas que pertenecen a colectivos marginados y/o vulnerables, y eso se puede observar en muchas películas en las que se ha premiado a sus protagonistas por ello.
En algunos casos muy puntuales los y las protagonistas pertenecen a esos colectivos.
El Regreso, Hijos de un dios menor, Campeones, Forrest Gump...
Todas ellas son una muestra de lo que digo, pero no en todas estas y otras películas sus protagonistas han sido merecedoras de un galardón. Se premia de una forma paternalista/maternalista y no lo que realmente se debe premiar , si son o no unos/as buenos/as actrices y actores.

Quizás los certámenes cinematográficos deberían añadir una nueva categoría de premios para el caso de que se quiera premiar a una película por su compromiso social con diferentes causas y colectivos.

Cómo sigo pensando que Coralie Fargeat sólo quería hacer una película de terror y dar la oportunidad a Demi Moore de ganar algunos premios, estoy segura de que quien sí ha visto una intención de activismo contra el edadismo, no ha caído en la cuenta de que Coralie no habría centrado todo el argumento de la película en la decadencia de esa mujer que decide volverse una adicta salvaje, perdiendo no sólo su belleza, sino su esencia como humana.

Su alter ego, Margaret Qualley, joven, bella y tranquila, con esa calma que la película parece decir al espectador que tiene la juventud, y no la desesperación de la señora de 50 que está desquiciada. Eso es edadismo.



martes, 25 de febrero de 2025

560.- IN THE MOOD FOR LOVE



Película hongkonesa estrenada en 2000. Dirigida por Wong Kar-Wai y con música de Michael Galasso.

La película narra una historia de amor en el Hong Kong de los años 60 y para muchas, me incluyo, está considerada una obra maestra. Cine de culto.

Ya que no creemos en dioses/as, vamos a creer en el arte.

No se trata de una historia de amor imposible, sino más bien, una historia de amor de dos personas cargadas de miedos, convencionalismos, tradiciones de una cultura muy diferente a la actual y con marcadas connotaciones machistas y heteropatriarcales.

La música de Galasso lo llena todo, acompaña sutiles gestos, roces. miradas y en muchos momentos resulta angustioso el ambiente que se crea.

La sensualidad se respira, cómo si ese aroma traspasara la pantalla, y no hay ni una sola escena sexual.

La vi poco después de que se estrenara, y la he vuelto a ver hace unas semanas. Y me he sorprendido extrañamente de cómo viví la película en 2002 y cómo la he vivido ahora. Sé que cuando en el camino te acompaña la reflexión, la inteligencia, la risa y la verdad, todo se ve desde una perspectiva muy diferente. Eso es Cali.

Es una película que hay que ver si valoras el arte. Desde la fotografía, el vestuario, el maquillaje, la peluquería y el decorado. Todo muy contenido, escueto, sobrio, rojo y negro sobre la noche. Un guion escrito por el director que nos da una primera impresión de cierta simplicidad, pero capa a capa descubrimos una complejidad que nos cautiva.

Es cómo una poesía de las buenas, de las que escriben quienes de verdad saben escribir.

Se puede ver en Movistar+

Si la has visto o tienes pensado verla, coméntame tu impresión.

viernes, 14 de febrero de 2025

594.- LA FIESTA PROMETIDA


La fiesta prometida, ha sido el primer libro que he leído este recién estrenado 2025.

Fue un regalo de Navidad y una auténtica sorpresa. Gracias M.

Está dividido en 97 breves relatos que se van hilvanando unos con otros y en los que nos cuenta su vida en una casa a pocas cuadras de la de Frida y Diego, sus travesuras infantiles con amigas que lo siguen siendo aún, su amistad con Suzanne, la que fue novia de Basquiat. Es un no parar de conocer historia de la que no suele estar en los libros.

Jennifer Clement es una escritora nacida en Connecticut (EEUU) en 1960  Después de leer este libro no me atrevería a decir que es estadounidense por su lugar de nacimiento, ya que creció y pasó su adolescencia y primera juventud en Ciudad de México. A los 18 años se traslada a Nueva York para estudiar y regresó a México a final de los años 80.

Tal y como presagia el título del libro, La fiesta prometida, es una parte de la vida de la autora convertida en una fiesta de amistad, de personas que la han acompañado en su vida, algunas físicamente y otras con el recuerdo que le transmitieron quienes estaban a su lado.

Una fiesta de arte, desde la literatura, la pintura, la arquitectura y el cine. 

Clement hace un recorrido por su vida, contándonos recuerdos, anécdotas, curiosidades y mientras nos relata todo ello, nos sumerge en la amistad profunda, el conocimiento cercano o la mera observación distante hacia muchas personas que estaban en el mismo momento y lugar que ella. Algunas de estas personas han formado desde siempre parte de su vida, otras la muerte las alejó y a otras simplemente la vida se las llevó.

Jean Michel Basquiat, Keith Harring, Colette Lumiere, William Burroughs, las descendientes de Diego Rivera y las hermanas de Frida Kahlo, Cortázar, Vargas Llosa, Andy Warhol y tantísimas más.

Las relaciones entre estas personas y la autora son una enorme caja de sorpresas de la que va sacando lo inesperado y espontáneo que ha vivido con todos/as ellos/as.

Hablar de Frida y Diego con la voz del recuerdo de las nietas de Diego y de las sobrinas de Frida, es mágico. Descubrirnos tantos detalles de su convivencia, de su casa, de sus vidas y amistades que en algunos casos son completamente novedosos y nos revela  detalles desconocidos.

La sociedad mexicana de los años 60 y 70 del siglo XX, la noche en Nueva York a finales de los 70 y comienzos de los 80. Los escarceos con las drogas. El desastre social y humano que supuso el SIDA.

La pérdida de tantas personas queridas, el acompañamiento de otras a lo largo de toda la vida, el recuerdo, las risas y los llantos, los duelos y las celebraciones.

Al final, todo ello es la vida y cómo ya dijo Gabriel García Márquez, Vivir  para contarla.

sábado, 8 de febrero de 2025

593.- KARLA SOFÍA GASCÓN



Después de mucho reflexionar sobre todo lo que está ocurriendo alrededor de la actriz Karla Sofía Gascón he decidido que es importante escribir sobre ello, porque los colectivos sin voz necesitan ser visibilizados y protegidos del escarnio público.

Karla Sofía Gascón ganó el premio ex aequo a mejor actriz en el Festival de Cine de Cannes por su papel protagonista en la película Emilia Pérez dirigida por Jacques Audiard.

A partir de entonces la película no ha dejado de recibir críticas (de todo tipo) y nominaciones a otros premios, Critics Choice Awards, Goyas en España que se celebrarán el 8 de febrero en Granada y los Oscar que se entregarán el 2 de marzo en Los Ángeles. En este  último Karla Sofía está nominada como mejor actriz protagonista, y en Granada, la película está nominada cómo mejor película europea.

Poco después de su premio en el Festival de Cannes fue condecorada con la Orden de la Artes y las Letras en Francia. Fue recibida por el ministro de cultura español Ernest Urtasun y felicitada en RRSS por el presidente del gobierno Pedro Sánchez.

Hasta aquí todo parecía ir bien, Karla Sofía participó en diferentes programas de televisión  como parte de la promoción de la película.

El 30 de enero la periodista canadiense Sarah Hagi informa de que Karla Sofía Gascón había publicado, hace al menos cinco años, en su cuenta de Twitter (ahora X), unos tuits con un alto contenido racista, sexista e islamófobo. No es la primera vez que Hagi inicia una campaña de desprestigio contra personas famosas. Esos tuits no tuvieron en su día mayor relevancia ya que sus visualizaciones fueron escasas, posiblemente porque entonces Karla Sofia no tenía la notoriedad que sí tiene actualmente.

Lo primero que debo decir es que he leído esos tuits y efectivamente son racistas, sexistas e islamófobos. No hay ninguna disculpa posible hacia quien escribe de esa manera y con la impunidad que ofrece una red social. Son afirmaciones que nos llevan a pensar que quien los escribe es fascista y que su odio hacia mujeres, personas con físico no normativo, musulmanes/as, personas racializadas, etc., retrata su peligrosa ideología y merece rechazo.

Sobre esto yo no tengo ninguna duda.

Karla Sofía Gascón pidió perdón por lo ocurrido y considero que ese perdón era sentido aunque la propia Hagi no lo consideró suficiente y en muchos medios de comunicación han publicado que la disculpa no es válida.

El director de la película "Emilia Pérez", el francés Jacques Audiard , el resto del elenco y la productora Netflix han silenciado, repudiado, rechazado y criticado a Karla Sofía por esos hechos.  Y han hecho uso de la "Cultura de la Cancelación" , que citando a Ferran Lalueza Bosch, profesor de Ciencias de la Información y Comunicación en la Universitat Oberta de Catalunya, define este fenómeno como "retirar el apoyo a personajes públicos por decir o hacer algo que se considera ofensivo, inadmisible o reprobable. Boicotear la actividad profesional o artística de un personaje célebre como represalia por haber hecho acciones y/o realizar comentarios que socialmente se consideran inapropiados. Pueden ser del todo inapropiados o sólo percibidos así por un determinado colectivo".

La Cultura de la Cancelación choca a menudo con el derecho a la libertad de expresión y puede promover y potenciar el acoso o bullying hacia determinadas personas y colectivos. La impunidad y el anonimato que pueden proporcionar las RRSS son claves en estas situaciones y se escriben y publican opiniones altamente peligrosas, inadmisibles y que sólo pretenden generar odio.

No hay disculpa para ese comportamiento, pero hay que pararse a pensar en cuantos casos similares e incluso más graves han sido silenciados. En España, este país que sigue premiando la figura del pícaro, del que más trampas hace, del que trepa hasta lo más alto pisando cabezas y es especialista en tapar escándalos protagonizados por ricos y nobles.

Recordemos a Plácido Domingo, al rey emérito Juan Carlos I, a Cristina Cifuentes, Esperanza Aguirre, M. Rajoy, los protagonistas de Cuéntame, a Ayuso y las 7291 víctimas, a su novio, y así sin parar.

No justifico el comportamiento de Karla Sofía, y soy plenamente consciente de que ella pertenece a un colectivo especialmente vulnerable y en esas disculpas puede aprovechar esa pertenencia y reflejar cierto victimismo.

Pero también hay que observar la transfobia que ahora de una forma rabiosa, encarnizada y que ha encontrado una justificación, tiene cancha libre para cargar sin tregua y cruelmente contra una persona que forma parte del colectivo de mujeres transexuales y que directamente también cargan contra todo el colectivo.

"El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella". Capítulo 8, versículos 7 y 8 Juan, Nuevo Testamento.

No sólo lo dice Juan en el Nuevo Testamento, lo dice una parte importante de la sociedad, todos y todas merecemos el perdón, por eso existen las cárceles, la reinserción, las nuevas oportunidades, la redención. (Yo no creo que en todos los casos se deba perdonar).

Y no porque Karla Sofía sea una mujer transexual y pertenezca a un colectivo especialmente vulnerable merece más que otra persona esa aceptación del perdón que ha manifestado. No. Lo merece igual que otras personas que han pasado por situaciones similares. Lo que no merece es que por ser una mujer transexual y aprovechando lo ocurrido se la quiera destrozar  a ella y al resto de personas que también pertenecen a ese colectivo.

No romanticemos a las personas ni a los colectivos vulnerables, mala gente hay en todas partes, no todas las personas transexuales, o con discapacidad, o sin techo , son seres de luz, no.  Pertenecer a un colectivo vulnerable no proporciona patente de corso a esas personas.

Las TERF's deben estar celebrando lo ocurrido y retroalimentándose de tanto odio vertido hacia Karla Sofía para extrapolarlo al resto de personas transexuales.

No justifico en absoluto los tuits de Karla Sofía, son deleznables y requieren de la reprobación de los mismos. Pero qué ocurriría si Twitter (ahora X) censurara y prohibiera ese tipo de manifestaciones, pues que no habría tanto/a desgraciado/a sintiéndose impune.

En X, si dices que las personas que pertenecen a los colectivos LGTBIQ+ somos unas enfermas mentales, viciosas, acosadoras o lo que te de la gana, ya no van a censurar esos comentarios, se permiten. Quizás dentro de unos años estos tuits de 2025 aparezcan  y se aplique la Cultura de la Cancelación, se piense que la raíz del problema es el interés de quienes controlan, en este caso X, y desean que estas cosas sigan ocurriendo.

Jacques Audiard dijo no hace demasiado tiempo que el idioma español es una lengua de pobres e inmigrantes. También se equivocó dando ese mensaje de odio.

Hoy Karla Sofía Gascón no estará en la Gala de los Premios Goya y la invisibilizarán y el equipo de la película "Emilia Pérez" actuará como si no existiera.

En Marzo en Los Ángeles, con los Oscar ocurrirá lo mismo, quizás aún peor que en Granada.