jueves, 20 de octubre de 2011

18 - LO ANTIGUO






Este dulce de guayaba cubana llegaba a Canarias en unas cajas de madera, con la etiqueta pegada encima. La recuerdo excesivamente dulce, pero me encantaba el olor. Me sorprendía mucho que compañeras de mi colegio llevaran el bocadillo con Conchita y queso blanco. Me desagradaba hasta lo indecible que me dijeran "Conchita, Conchita, como la guayaba". Ahora que no soy tan dulce, me hace muchísima gracia".

Parece que ahora todo lo que tiene unos años, huele a naftalina, está desgastado y nos recuerda la moda de los 50, 60, 70 e incluso 80 (hombreras incluidas) se denomina retro y/o vintage.
Y no es que a mí me moleste que la moderna de turno te cuente que ese vestidillo con estampado de liebres y chorreras se lo ha comprado en "Le Marché aux Puces" de la Porte de Clignancourt en París.
Pero claro, es que después me encuentro el mismo "dress vintage" en el puesto del pasillo central del mercadillo del puerto, en tallas xs, s, m, l, xl y xxl. Todo muy glocalizado para que cualquiera vaya vintage.
Y claro, el disfraz no es más que  un modelo horterilla, de tela plasticosa que como sudes hueles que da pena.
Ayyy, aquellos trajes de falda y chaqueta de "Carena" de mi abuela Lola, aquellos bolsos igualitos igualitos que los de la reina de Inglaterra..., dónde habrán ido a parar.
Eso si que es vintage, si lo pillara...
A mi hay cositas que me llevan de nuevo a cuando era pequeña y en ocasiones feliz. Cosas que ya no hay, que solo perviven en nuestras memorias o en las casas de nuestras abuelas y madres.


Las vajillas "Duralex", todo un clásico que aún perviven en las segundas residencias de algunos/as. A mi me recuerdan a comidas que me daban mucho asco.



 La mantequilla "La Niña", yo quería unas trenzas igual y mi madre nos hacía a mi hermana y a mí cada cosa en el pelo...



Y los recortables..., me encantan. Los guardaba en cajas de madera que antes habían contenido puros, y así el olor a tabaco se pasaba al papel de las muñecas, los vestiditos, los sombreros...



Hace muchos años que empecé a tomar te. Era a granel, en lata, nada de bolsitas, en una tetera marrón de mi abuela Lola que ella primero calentaba, después añadía el té, una cucharadita por persona y otra más para la tetera. Y después vertía el agua recién hervida. El olor fuerte y cálido se expandía y aún hoy me evoca pensamientos agradables.



Y por último estos dos vestidos que me los compré en Madrid en la tienda "Carmen Guapa", muy cerca del rastro, que no son vintage porque están diseñados y confeccionados la pasada temporada, pero que tienen cierto aire años 50. Me encantan.




2 comentarios:

Anita dijo...

Qué post tan chulo, ya sabes que me encantan estos aires del pasado...

Eso sí. Hay años luz entre un modelito antiguo y bueno, como digo yo "de una abuela delgada de los 40", y un vestido de chino fabricado en masa, que después de traértelo de un puesto de londres, lo ves en el mercadillo de cuenca.

A mí me está dejando de gustar la palabra vintage, pues la estoy empezando a encontrar muy snob y aplicada a cualquier cosa de segunda mano... ¡Una camiseta de h&m de hace seis años no es vintage!

En fin, que me ha gustado mucho tu post, creo que queda claro. ;)

Anita dijo...

Ah. Y me olvidé de las vajillas duralex, ¡eso sí que es retro! jajajaj.