viernes, 11 de diciembre de 2015

328.- SIN MIEDO Y SIN VERGÜENZA

Me ha costado mucho tiempo escribir sobre esto, podría no hacerlo, pero si no lo hago era traicionarme a mí misma y a quienes me conocen y saben que en la medida de lo posible y dentro de mis posibilidades trabajo por la igualdad real, en contra del machismo, el patriarcado y la heteronormatividad.
No me apetece extenderme en detalles.
Hace más de un año me ocurrió algo muy desagradable con el marido de una mujer que no conocía yo de mucho tiempo, pero con quien existía una simpatía mutua, hasta el punto de haber compartido cenas en nuestras respectivas casas, restaurantes y amigos comunes.
Durante una noche de cena en un restaurante y copas en su casa, me tocó el culo varias veces, se acercaba mucho a mí y me tocaba el culo.
Mi pareja lo vió. No dijimos nada en ese momento, error.
Después de varios meses, salimos una noche a tomar unas copas con ella, él no estaba. Y se lo conté. No pareció sorprendida ni especialmente molesta y dio a entender que no era la primera vez que ocurría algo parecido.
Posteriormente a todo lo que cuento, no volvimos nunca a quedar, y cuando nos hemos encontrado casualmente con ella o con los dos, la actitud es sorprendente.
Cuento esto porque estas situaciones son más habituales de lo que nos gustaría y porque no tiene que darnos vergüenza, porque estos machistas no tienen derecho a tocarnos y que en el momento que ocurre lo que debemos hacer, sin importar el lugar ni la compañía , es pararlos, ponerlos en evidencia y avergonzarlos a ellos que son los que con sus tocamientos, sus miradas y palabras agreden.
Cuando los he visto me enfado conmigo misma, porque soy yo la que me siento mal y se que hay gente que sabe lo ocurrido y se que piensan que me tendría que haber callado. 
Pues hoy aquí digo que no me callo, que yo no he hecho nada malo y que es él quien debería estar avergonzado por ser como es.

3 comentarios:

diminutaymagica dijo...

Te doy toda la razón, no debemos tolerar ni consentir esos comportamientos, sea dónde sea. Has sido una valiente. Muchos besos!

Conchy P.Vázquez blogpasionporlavida@gmail.com dijo...

Gracias. Me molesta mucho que cuando me los encuentro sea yo quien parece que es la única que se siente mal.
Aunque me digo a mí misma que lo de ellos no es más que una pose y como todas las poses, son falsas.
Gracias de nuevo por tu comentario.

Srta. Petruski dijo...

El marido de una de mis mejores amigas también es un sobón, y me pone realmente incómoda. Con la excusa de que hace 16 años que somos amigos y con el cachondeo, el jijiji y el jajaja, aprovecha cualquier ocasión para meterme mano. Mi amiga lo sabe, porque muchas veces no se corta de hacerlo delante de ella, y aunque se cabree con él y aunque yo le repita una y otra vez que no me toque, no sirve de nada. El resultado es que evito ir con ellos. He pensado en montarle un pollo un día, pero lo que me frena es que sea el marido de mi amiga de la infancia y no quiero tener una discusión, pero tampoco tengo porque aguantar que sea crea con derecho a meterme mano, sea por el motivo que sea. Hiciste muy bien.