lunes, 9 de julio de 2018

427.- SERIES. EL CUENTO DE LA CRIADA. SEGUNDA TEMPORADA.


En diciembre de 2017 ya escribí aquí sobre la primera temporada de esta serie. Si ya en ese momento me impactó, esta segunda temporada ha seguido haciéndolo, de una manera dolorosa, llenándome de incertidumbre, de debilidad. 

Continúo pensando que la tibieza de muchas puede ser un factor importante en la pérdida de derechos, pero no somos culpables, no podemos ser víctimas y victimarias a la vez. Ya está bien de decir y pensar que somos las mujeres quienes perpetuamos el patriarcado y el machismo, porque no es así. 

Es el mismo patriarcado quien nos hace culpables de una situación que nos ahoga, que nos recorta derechos y que nos silencia. Y en el peor de los caso que nos mata. No exagero.

No haré spoiler, pero la serie no acaba en esta segunda temporada, y supongo que ello se debe al filón que sus productores han encontrado en la ingente cantidad de público que ha tenido. Mucho sufrimiento durante los veintidós capítulos de las dos temporadas. 

Público mayormente femenino, que se horroriza con la ficción, pero que me gustaría saber cuantas percibimos la proximidad de un desastre así. Desastre que comienza a darse con la legalidad en varios países de la maternidad subrogada, definición esta que no es más que un eufemismo para poner nombre a el alquiler del útero femenino, para satisfacer el deseo de ser madre o padre. Utilizando el cuerpo femenino como un recipiente y aprovechando la necesidad económica de muchas mujeres que no tienen ni pueden acceder a recursos básicos para sobrevivir ellas y sus familias.

La responsabilidad es de los estados que permiten esta aberración y que de esta forma, se desentienden del deber de ofrecer a las ciudadanas, recursos adecuados y suficientes para tener una vida que les permita ejercer los derechos que se reconocen en la Declaración Universal de Derechos Humanos. 

Y seguro que habrá quien considere que me pongo muy fatalista y que la serie no es más que una ficción, una distopía irrealizable (valga la redundancia), y que nadie sería capaz de permitir que algo así ocurriera.

Yo creo que se están dando pasos erróneos que nos acercan cada vez más al abismo de la sinrazón, a la desigualdad y a la cosificación de las mujeres y de otros colectivos mal llamados minoritarios. Y callamos.

Volviendo  a la serie. Habrá tercera temporada, aunque el material de Margaret Atwood ya se ha agotado. Grandes expectativas para una buena serie. Espero que los guionistas estén a la altura de la obra de Atwood.