lunes, 23 de julio de 2018

430.- COCINAR CON AMOR.

Quien me conoce, sabe que me gusta cocinar y que lo hago bien, muy bien incluso. Es una tontería andar con falsa modestia, y más ante una cosa que es fácil de comprobar. Bueno, no tan fácil, tendría que invitarte a comer a mi casa.

El caso es que cocinar puede resultar un auténtico placer, por supuesto, si te gusta comer y si pones las ganas y el cariño necesario para que lo que prepares quede rico. Y se va a notar, porque ahí estás preparando amor y quien lo prueba come también ese amor.

Recuerdo ahora varias escenas de la película "Cómo agua para chocolate", basada en el libro del mismo nombre, de la escritora mexicana Laura Esquivel. Las codornices con pétalos de rosa, son el claro ejemplo de como nuestro estado anímico se refleja en nuestros platos. 



Claro que hay quien pueda decir que le pone mucho amor, pero que como no tiene ni idea de cocinar, siempre le sale mal todo lo que prepara. Y si, eso es cierto, si no tienes ni idea de freir un huevo, cocer una pasta, saltear unas verduras u hornear un pan, pues mejor llamas un Glovo y pones bonita la mesa, que para eso si que no hay excusas.



Pero quien tiene unos conocimientos básicos, siempre puede mejorar, leer un poquito, ver tutoriales en Youtube y poner amor en lo que prepare. Se nota en los pequeños detalles, en como se ha cortado la verdura pequeñita e igual (brunoise), en que los ajitos queden ligeramente dorados y no quemados, en la forma de las croquetas, en un caldo desgrasado, en unos huevos fritos con la puntilla justa, en ese pollo asado del domingo con su piel crujiente y dorada, en la crema pastelera sin grumos, en la canela espolvoreada sobre el arroz con leche, en el caramelo del flan, en el olor de las carrilleras con su toquecito de brandy del bueno, en infinidad de detalles, incluso en platos que no tengan demasiada complicación.

¿Cómo vas a demostrar amor a nadie preparando unos muslitos de pollo congelados con los que elaboras una receta a la que llamas "Pollo a la mala leche"? Definitivamente eso va a ser una receta fallida. Pero si sustituyes el producto congelado por medio pollito de corral, con su higadito, picas pimiento verde y rojo, un poquito de puerro y cebolla tierna, sofríes la verdura y después el pollo troceado, añades un poquito de Jerez y acabas de cocerlo todo con un poquito de caldo de ave o de verduras, la cosa cambia y mucho. Y esto será un "Pollo al cariño", y se notará.



En Canarias hay un dicho que conozco desde siempre y es "hacer las cosas al puñete", y se traduce en hacer las cosas deprisa, corriendo y mal. Y en la cocina podemos y a veces debemos ser rápidas, pero intentarlo ser con recetas que llevan su tiempo por el tipo de preparación y los tiempos de cocción es imposible. Aunque siempre podemos tirar de recetas sencillas y que no requieran tiempos largos.

Cocina con música. Es sorprendente la cantidad de playlists que hay en Spotify para cocinar. 

Cocina con compañía. A mi no me molesta estar sola en la cocina, con mi música y a mi rollo, pero cuando tengo compañía, me encanta y no necesariamente porque hagan de pinche, sino simplemente para hablar, reirnos, cantar y bailar. ¿Por qué no?

Yo hace años que no hago croquetas por una promesa que me hice a mi misma, preparo la masa, pero me niego a envolverlas. Tuve yo una época que cuando las preparaba no bajaba de 100 unidades. Así que un buen día me dije "adiós croquetas". Llama a La Cocinera.

Pero a lo que iba con el tema de la compañía en la cocina, imagínate envolviendo 100 croquetas, pues eso, muchísimo más ameno tener a alguien al lado que te ayude, en el mejor de los casos, o que al menos escuche tus quejas y arrepentimiento sobre la recaída croquetil.


Bueno, y con esto de la cocina, también quiero nombrar al especimen que cada vez circula más por cocinas privadas de buen nombre y que se dedican a decir que lo de cocinar es una pérdida de tiempo, que con cualquier ensaladita y filetito a la plancha van sobrados o sobradas. Pero cuando ven una croqueta, un flan o un estofado, se lanzan en plancha, y ya no te digo si el platazo es un cordero asado o un solomillo "Wellington", entonces se les tuerce la boca como si fueran a sufrir un ictus, y los ojos les giran como a Marujita Díaz. Y si les preguntas, ¿qué, quieres probar un poco?, caen en trance, como Santa Teresa, la de las yemas y el vivir sin vivir en ella.

En fin, estas y estos, son los carotas que siempre llegan con hambre y sin vino, y se van al borde del colapso intestinal y borrachos.

A propósito de estos, os dejo por aquí el felpudo que he elegido para la entrada de mi casa. 
Me está apeteciendo mucho retomar la costumbre de escribir posts sobre cocina y cocinitas. Aunque sólo sea para que mi parte hater, pueda poner de vuelta y media a los y las foodies cansinas que no tienen ni idea de lo que es un tournedó, un huevo de rey, un lumache, una velouté o unas carajacas.

Porque la moda del comer por la cara, por el Instagram, por el número de seguidores en cualquier red social, se intenta seguir ordeñando, y aunque ya muchas hosteleras y hosteleros se niegan a ese tipo de publicidad influenciadora, que es pasajera por lo poco especializada. Hay muchas que siguen haciendo de sus opiniones, cargadas de desconocimiento, su cesta de la compra gratuita.

Pero sobre esto último, escribiré pronto. Porque bien merece un post exclusivo.






8 comentarios:

OIA dijo...

Me encanta !!!!

Ana dijo...

¡Qué bueno Conchi! y cuánta razón. Lo de las influencer que quieren comer por la patilla es una realidad aquí en Madrid y supongo que en Barcelona y en otras ciudades por las que se va extendiendo este "negocio".
Y cocinar con amor, por supuesto. Se nota mucho cuando tienes ganas y cuando solo preparas comida para sobrevivir.
Besitos y muy bien finde.
Ana

Lidia Villar dijo...

Me has alegrado la mañana. Jajaja, pollo a la mala leche, ese es el que preparo yo cuando no tengo cena y voy a toda prisa.
El pollo con amor lo dejo para los fines de semana.
Besos.
Lidia Villar

Aroa dijo...

Bueno, quiero comentarte tantas cosas que no sé ni por donde empezar. Lo primero es que me has recordado a mí madre que era a la única a la que le preparaba carajacas y desde que se fue no he vuelto a cocinarlas. A mí ya sabes que lo del término foodie me hace mucha gracia y los foodies de verdad son los gordopapas de toda la vida jajajajaja, los casi influencers que quieren comer por la patilla son también unos caraduras como los ha habido siempre en todas las épocas, gente sin valores y sin ética del trabajo que obviamente no valoran la labor ajena. Y ya por último, te cuento que mi tía siempre dice que la comida que más rica le sale es la que hace a las prisas y de mala leche, ella dice "al tranacazo" jajaja sin amor ni nada. Yo noto mucha diferencia cuando hago la comida por amor o por pura supervivencia. ¡Aah y odio vestir las croquetas! Es lo que echo de menos de vivir con mi hermana jajaja que a ella le encanta, yo hacía la masa y ella las vestía. Prometo que ya me callo, ya.

Conchy P.Vázquez blogpasionporlavida@gmail.com dijo...

Te quiero tesoro.

Conchy P.Vázquez blogpasionporlavida@gmail.com dijo...

Gracias por leerme.
Y si, mucha muerta de hambre en las RRSS.
Con la comida no se juega decía mi abuela.
Besos y feliz finde.

Conchy P.Vázquez blogpasionporlavida@gmail.com dijo...

Si. Hacer el pollo a la mala leche cuando tenemos prisa, es algo que a veces es el único recurso para poder comer.
Aunque yo tengo más y mejores recursos.
Besos Lídia y gracias por pasar por aquí.

Conchy P.Vázquez blogpasionporlavida@gmail.com dijo...

Gracias Aroa por pasar por aquí, leer y comentar.
Y no te calles, que me encanta escucharte y leerte.
Besos y feliz finde.