miércoles, 23 de enero de 2019

499.- COSTILLAS.



A pesar de lo que os pueda sugerir el título de esta entrada, no va esto hoy de comida, ni de asados, de corderos ni cabritos. No.

Va de que cuando nos enamoramos y el enamoramiento se mantiene un cierto tiempo, el suficiente para crear cierta confianza y complicidad, nos ocurre algo, que hasta el o la más aséptica, fría y distante, sufre.

La asignación de motes cariñosos.

NOTA ACLARATORIA: los motes cariñosos que voy a detallar, no van a ir en masculino y en femenino, y no es porque diga la RAE que no es correcto, sino porque esta vez y sin que sirva de precedente, sólo los escribiré con el género en el que fueron escuchados y/o utilizados.

A lo que iba.

Hay motes relacionados con la fauna: leoncito, gatita, pescadito, sardinita, longoroncita, huroncito, ratoncito, osito y monita.

Con la comida: churrita, bollito, lechuguita, croquetita, salsita, cachito, tortita y guisantito.

Con palabras y objetos cotidianos: mantita, florecita, cosita, tesorito, flaquita, gordita, y cucharita.

Y hay un grupo de inclasificables: pocholita, nenita y vidita.

Seguro que hay miles más. Tantas como personas quizás. Porque también hay muchas inventadas. Y otros idiomas. En fin, un sin fin.

Y es cierto que yo he puesto muchas más palabras femeninas que masculinas, pero con mi historial sentimental es lógico. Y las masculinas que yo he utilizado siempre han sido diminutivos o alternativas al nombre.

Y todo esto me ha venido a la cabeza, porque últimamente he reparado, en que varias conocidas y otras desconocidas, llaman a sus novios, parejas, maridos o amantes, "costillo".

Y es algo que no me puede horrorizar más, me suena bíblico modernillo y me huele a chamusquina. Me parece una palabra fea, que suena mal.

Me disculpo ante mis amigas 2.0 usuarias de este vocablo. Mis gustos y disgustos son personales e intransferibles. 

1 comentario:

Esther dijo...

Yo soy una de esas usuarias, ja ja, y sí que tiene connotaciones bíblicas y me parece que eso de que Dios creó a Eva de una costilla de Adán no nos deja en buen lugar, pero seguiré llamándolo así porque no deja de hacerme gracia, y en mi caso tiene también otras connotaciones más personales. Apunta otro, “carita de papa” jajajaja, en mi familia se usa, concretamente mi padre como algo cariñoso, para él, al menos.