Hace tiempo escribí sobre las incomodidades sociales, físicas y pecuniarias que me supone mi melena.
Sociales porque suelo cambiar muy a menudo de peluquería y con motivo, por una causa que entenderéis más que justifificada. Es habitual que la peluquera o el peluquero de turno me digan que me corte la melena que sería mejor llevarla por encima de los hombros, más cómodo y más apropiado a mi edad (grrrrrrrrrrrrrrrrrr). También es habitual que no les parezca bien mi color de pelo, negro, y me recomienden unas mechas californianas o periféricas (aggggggggggghhhhhhhhhhhhh).Lo de la periferia no lleva ánimo de incomodar a nadie.
El problema social consecuencia de estos comentarios que no se yo si son del todo bienintencionados es que me cabreo enormemente y dejo de ir a la peluquería, con el consecuente descalabro para ellos porque pierden una clienta estupenda que solo pide que le alisen la melena, que se la tiñan, que corten las puntas una vez cada 4 meses un cm, que trabajen en silencio mientras me pongo al día con las revistas de cotilleo y que paga sin replicar todas las semanas.
Yo debo ponerme a buscar otro sitio y no es nada nada fácil, cuando lo encuentro empieza un período de formación, silencioso, conductista. Y a la que me cogen confianza otra vez a empezar, en algunos casos puede durarme la peluquería dos o tres años, si me pongo en lo peor que me ha pasado, un mes.
Ahora en Barcelona el problema físico se ha incrementado, porque soy yo quien me lavo y aliso el pelo, media hora de lavado y desenredado y una hora más apróximadamente de alisado, al día siguiente tengo agujetas, todo esto para evitar las incomodidades pecuaniarias y siempre que acabo me digo si realmente vale la pena tanta sesión gimnástica.
Pero claro, aquí no acaba todo. Tengo muchas canas, con lo cual necesito teñirme al menos una vez al mes y aunque ya he probado a hacérmelo yo, el trabajo físico se incrementaba en una hora y media más.
Y ahora viene lo bueno.
Paseando por alrededor del Mercado de Sta. Catalina en Barcelona, muy cerca del Born me fijé en una gran cristalera, tras ella se veía una peluquería muy destartalada y llena de gente. pasé varios días y uno que ya las canas debían estar en torno a los tres centímetros de raíz entré.
Las chicas que la llevan son dominicanas, divertidas, amables, buenas profesionales y el precio es increíblemente económico para lo que es esta ciudad.
Creo que de momento tengo solucionado el problema de mis pelos.
Siiiiiiiiiii, que ya lo se, que carajo le importa a nadie mi melena.
Pero la otra opción era poner a parir a Bárcenas, a Cospedal, a Rajoy y al tontolava de Toni Cantó.
Y como ya he dicho llevo un tiempo así como muy intensa políticamente y además, desde el lunes tengo gripe, fiebre, tos y mocos.
3 comentarios:
Me encanta
Yo tengo el pelo muy rizado y hace un año cambié de peluquería porque me cortaban el pelo fatal y tenía yo casi que darle las directrices a la peluquera. Ahora estoy en una un poco más cara, pero fenomenal!
Jajaja sí, mejor hablemos de pelos!
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