viernes, 17 de agosto de 2018

435.- MI PIEL.

Dibujo de Diego Max en Pinterest.



Nacemos con veintiún órganos en nuestro cuerpo, la mayoría de ellos son vitales y el más grande es la piel.

Con la idea de amor romántico prevalente en la cultura esta patriarcal, hablamos y escuchamos tanto sobre el corazón, que lo hemos convertido en un órgano hipervalorado.

El corazón nos mantiene vivos mientras late, pero lo que nos hace vivir felices, tristes, contentas, ilusionadas, defraudadas o como sea que nos encontremos en cada momento, es nuestro cerebro. Las hormonas que segregamos, todas las reacciones químicas que allí se producen según se dan un montón de factores que nos alteran emocionalmente.

El cerebro es el que manda en nuestro cuerpo, el que nos hace ver todo maravilloso o todo horrible, el que nos ordena acariciar, besar, dibujar, amar, comer, beber, sonreír o llorar.

El cerebro nos impulsa a realizar locuras y corduras y en cada cerebro el mecanismo es diferente, complicado, bello y extraño.

Las huellas de nuestra vida quedan grabadas en nuestro cerebro, nuestra memoria es el tatuaje oculto que mostramos cuando queremos y que incluso llega a esconderse de nosotras mismas, porque a veces esa huella es como una cicatriz que sangra si la rozas y es mejor obviarla.

Los tatuajes externos son el recordatorio más simple para que nuestro cerebro no olvide nunca, para que no nos engañe, para que no borre lo que quisiéramos olvidar. Es importante no hacerlo, porque hay recuerdos que nos atan a la vida, que nos  mantienen firmes y nos obligan a mirar mucho más atrás de ellos y ver otros tan o más valiosos y también a mirar hacia delante, con los ojos muy abiertos y húmedos. 

Hace mucho dije yo aquí que los tatuajes no son una moda y que tampoco son exvotos. Los tatuajes son una historia escrita en la piel, que permanecerá por siempre y que nos recordará quienes fuimos y quienes somos.

Queda mucho por escribir en mi piel, porque hay cosas que olvidé grabar y otras que sabré que tengo que marcar en ese momento.

Historia pasada que se me mezclará con la más reciente y con la futura, y que al verla me hará sentir todo lo bueno y lo malo de la vida, de mi vida. Y todo será importante y todo tendrá valor.

No olvidéis nunca ni el mal ni el bien. El mal para no volver a sufrirlo y  no causarlo y el bien para reproducirlo y mejorarlo. 


2 comentarios:

Lidia Villar dijo...

Cuanta razón Conchi, y si te he entendido bien, ¿para qué borrar tatuajes? por eso deben hacerse con la idea siempre de que son para siempre, como nuestros recuerdos. Los buenos y los malos.
Besos preciosa.
Lidia Villar

Conchy P.Vázquez blogpasionporlavida@gmail.com dijo...

Si Lidia. Voy a tatuarme varias cosas que son mi historia. Y los tatuajes que tengo se quedarán para siempre. Besos.