Alguna vez me han preguntado en qué me inspiro para escribir este blog.
Los temas son muy variados, y gracias a ello puedo abarcar un amplio espectro de materias. Pero es cierto que ahora que me he propuesto seguir una pauta de publicaciones semanal, es complicado elegir cuestiones. Lo más complicado es esa elección, que me llegue la idea. Después, ponerme a escribir es mucho más sencillo y va casi rodado.
También es muy importante la documentación, dependiendo del tema que se trate intento documentarme bien, porque quiero que mis opiniones estén bien fundamentadas.
No es igual escribir sobre "Bienestar Social", que sobre la obra de Frida Kahlo, o sobre una receta de tarta de queso.
Mis principales fuentes de inspiración son, la lectura de noticias, la actualidad en general, temas políticos y sociales. Me suelo detener mucho en temas relacionados con el feminismo y las comunidades LGTBIQ. El cine y las series son también una fuente importante que ayuda a rellenar pantallas en blanco.
La gastronomía me interesa mucho.
La gastronomía me interesa mucho.
El día a día, la cotidianeidad.
Y, por supuesto, lo que me ocurre a mí. Mi estado de ánimo y mi vida son, en gran medida, la principal causa por la que escribo, y sea cual sea el tema elegido, siempre va a estar sesgado por mi manera de pensar y mi experiencia vital.
La semana pasada fue movidita, mi nuevo estado de abuela me ocupa tiempo que antes tenía libre, y me encanta. También otras cosas que estoy solucionando, relacionadas con mi traslado a Canarias.
Tuve una sorpresa el viernes, que si al principio no me gustó, he ido reflexionando sobre ello y a día de hoy la tengo como una experiencia muy enriquecedora.
La cosa va de lesbianas. Me dicen que hay lesbianas de toda la vida, y lesbianas de "no toda la vida". Lesbianas de siempre y lesbianas de ratos.
Hace veinte años, mi grupo de amigas de entonces, lesbianas la mayoría, bromeábamos con la palabra "pedigrí". Hablábamos de nosotras mismas, como de lesbianas con o sin pedigrí. Las de pedigrí eran las que nunca habían tenido relaciones sexuales con hombres y el resto no teníamos pedigrí.
Comentarios hechos con mucho humor, pero siempre con el respeto obligado y necesario que nos debemos unas a otras. Con la sororidad interiorizada, aunque no la nombrábamos.
Y pensando en todo ello. Las lesbianas hoy, tenemos hijos, hijas, nietos, nietas, exparejas que han sido mujeres y exparejas que han sido hombres. También las hay sin hijos, sin hijas, con perritos y perritas, solteras, casadas, viudas y trapecistas. Los estereotipos que marginan, afortunadamente van desapareciendo del imaginario social. Y ya no es habitual ni correcto, pensar en una lesbiana como una mujer de pelo corto, con ademanes y comportamientos que el patriarcado binarista ha identificado con lo masculino.
Los estereotipos marginan a quien los asume y también a quien no. Y pueden devenir en estigma.
Ambicionamos la desaparición de la heteronormatividad, y ampliamos miras. Las mujeres somos como queremos ser, lesbianas o no.
Os cuento que hace unos 15 años, yo era asidua de una asociación LGTB en Las Palmas de Gran Canaria, asistía a las reuniones bimensuales que hacía el grupo de mujeres lesbianas. Allí sentí por primera vez la discriminación intragénero. Absurdamente me preguntaron, que si era lesbiana, ¿porqué usaba tacones y llevaba el pelo largo?
Posteriormente trabajé en esta misma asociación como coordinadora del grupo de mujeres transexuales y me di cuenta de que lo que me habían dicho era un chiste, si lo comparaba con la discriminación ejercida sobre estas últimas.
Cómico y fruto, sin duda, de una falta de conocimientos y de una total asunción del sistema machista y patriarcal.
Lo de ahora, es diferente, y sé que no se trata de una falta de conocimientos, pero tiene también mucho de cómico.
Lesbianas de primera y de segunda. ¿En que epígrafe nos situamos las lesbianas que hemos estado casadas con hombres y que hemos tenido relaciones sexuales con ellos? Si tenemos hijos e hijas ¿nos quitan puntos? ¿nietos y/o nietas?
¿Y las lesbianas que son madres por inseminación o adopción? ¿Mejor hijas que hijos, o da igual?
Y para acabar esta charada, ¿todas las lesbianas de siempre, las de pedigrí, tienen perritas o perritos? Conozco algunas con gatos, una tiene una tortuga y otra una enorme pecera. Maite, una vez se cayó dentro de la pecera.
Acabo aclarando algo. Yo no soy lesbiana, no soy heterosexual. No acepto etiquetas creadas por el sistema patriarcal binarista y heteronormativo para clasificarme.
En determinados momentos y circunstancias acepto nombrarme como lesbiana, dado que en los últimos 20 años, mis dos parejas durante ese tiempo han sido mujeres. Y como gesto político, he entendido que era justificada esa denominación, por aquello que de lo que no se habla no existe. Visibilidad.
No soy bisexual.
Si tuviera que decir algo de mí, respecto a mi orientación sexual. Por aquello de la ansiedad y el desconcierto que puede generar a los archivadores/as, diría que mi orientación sexual es fluida.
Todo esto que cuento tiene una importante parte cómica, además del humor con el que me lo he tomado.
Pero hay una zona oscura, totalmente seria. Y sobre ella os he contado también.
No asumo ni acepto etiquetas sobre mi orientación sexual ni sobre mi género.
Tengo la inmensa suerte de haber sido madre de dos hijas y un hijo biológicos. También tuve un hijo adoptivo que falleció a los tres años y medio. Y tengo a Lola que es una perrita y también es mi hija. Las distinciones entre ellos son cosa mía. Los amo a los cinco.
Y no me he parado nunca a pensar cual es más querido o importante, no entro en elucubraciones absurdas sobre a quien salvaría primero si se estuvieran ahogando. Todos saben nadar.
Y no me he parado nunca a pensar cual es más querido o importante, no entro en elucubraciones absurdas sobre a quien salvaría primero si se estuvieran ahogando. Todos saben nadar.
Cuando falleció mi hijo, ese dolor no fue atenuado porque tuviera otros tres en aquel momento. Cada uno de los cinco son insustituibles y únicos/as.
Dice la RAE que la decencia es aquella observación de las normas morales socialmente establecidas y las buenas costumbres, en especial en el aspecto sexual.
Es una palabra que me traslada a muchos años atrás, que la relaciono con comentarios machistas, de faldas muy cortas y grandes escotes.
También existe otra acepción que se refiere a la honradez y a la rectitud.
Valores interiorizados y que son, junto a otros, los que me hacen rechazar la subjetividad que da el desconocimiento de las realidades, el atrevimiento y la osadía de opiniones que son dardos.
No estoy en una guerra, no tengo rehenes y mis seres queridos son innegociables.
4 comentarios:
Hola guapa. Este post es de los que me dejan impactada, pensando y además, como siempre, me divierte tu inteligente humor.
En Barcelona siempre escuchaba como te decía tu pareja que tú tienes un humor inteligente, y ahora que no estás por aquí, te echo de menos, a ti y a tu humor.
Qué rollo tan cansino lo de las lesbianas que se creen las auténticas y infravaloran a las que piensan que somos algo así como un sucedáneo.
No sabía lo de tu hijo adoptivo, qué penita.
Y felicidades otra vez por tu nieta.
Besos y abrazo fuerte y apretado.
Genial la última frase.
¿En serio?
Es que hay mucha pirada, lesbiana y no lesbiana.
Muchas atribuciones se toman algunas.
Cada una que haga lo que le de la gana, siempre y cuando no se meta con el riesgo.
Felicidades por tus hijas, por tu hijo y por tu nieta.
Me encanta este post!!! Tu nieta y nuera estamos muy orgullosas de ti. Nos da absolutamente igual tu genero o no genero. Lo único que nos importa es tu interior, y ese nos encanta. Un abrazote enorme de Eva y mío.
Me gustó especialmente esta frase: “Y no me he parado nunca a pensar cual es más querido o importante, no entro en elucubraciones absurdas sobre a quien salvaría primero si se estuvieran ahogando. Todos saben nadar.”. Qué manía con poner etiquetas, en educación también pasa muy a menudo, a secundaria nos llegan críos de primaria que ya vienen con su etiqueta puesta, a menudo errónea e innecesaria siempre.
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