domingo, 14 de octubre de 2018

465.- RESTAURANTE GRAN D'ITALIA Y CAFÉ DEL MAR.


El restaurante Gran d' Italia en el sur de Gran Canaria, entre el faro de Maspalomas y la playa de Meloneras, tiene fama de ser uno de los mejores italianos de la isla.

No voy a decir lo contrario, he comido ahí varias veces y en todas ellas, la comida ha sido correcta, al igual que el servicio. Cuenta con un plus, la terraza, con unas estupendas vistas al mar.

La relación calidad precio, me resultó correcta en cuanto a la comida, teniendo en cuenta los factores de situación geográfica, espacio, decoración, servicio, personal, etc.

La carta de vinos es corta y con algunas referencias extremadamente conocidas por su accesibilidad de compra y que están infladísimas de precio. Os pongo dos ejemplos, Mateus Rosé y Aura. No pongo el precio aquí, pero superan el 300% de su precio en bodega o supermercado.

Estaba pensando mientras escribía esto, como contaros lo siguiente, pero es una tontería hacerlo con adornos y "pañitos calientes".

Algunos/as camareros/as utilizan guantes blancos de algodón y son estas personas, las que ponen los cubiertos y transportan los platos desde la cocina a la mesa. Bien.

Pero, también nos trajo un camarero de guantes blancos, la cuenta a la mesa y sin quitarse los guantes utilizó el datáfono otra camarera, al cobrarnos.

Creo que sobra explicar para qué se utilizan los guantes en un restaurante, y que su uso debe ser exclusivo para el transporte de platos y el servicio en mesa. Nada más.

Y los guantes blancos, no pueden estar grises por el uso.

Cuando haces el curso de manipulador de alimentos, algo que repetimos mucho, es que mejor una mano lavada que un guante sucio.

Y a las clientas no se las debería despedir levantando la mano, intentando que hiciéramos un choque de palmas. No por favor. Totalmente fuera de lugar.

Insisto en que la comida estaba correcta, nada que decir sobre ella.

Y lo más importante, que me lo pasé estupendamente. Con Miriam es imposible no disfrutar de una comida, y sobre todo, de estar juntas.



Y al salir del restaurante, nos fuímos al Café del Mar, que está al lado, a tomarnos unos cócteles.

Miriam pidió un Spiced Mojito, delicioso y yo pedí un gintonic con la ginebra alemana Monkey 47.

El lugar tiene ese rollo chillout que se puso de moda hace unos años en Baleares y la costa mediterránea. Zona con sofás, tranquilo por la hora que era, precios ajustados a lo que ofrecen y personal con cierto puntito de autosuficiencia.

No es necesario explicar algo que el cliente no te pregunta y mucho menos decirle que algo no se prepara como se pide que se lo preparen. 

No se puede presuponer nada, sobre los conocimientos de un o una cliente. Nunca.

Después de una comida buena y unas copas estupendas nos volvimos a casita, encantadas con el día, la charla y la compañía.

Te quiero Miriam.




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