No me gustan los lunes. Nada.
Nunca me gustaron. Ni cuando trabajaba los lunes ni cuando no trabajaba los lunes.
Los lunes son días en los que la mala leche, la antipatía, el mal humor, el descontento y la desilusión, parecen desparramarse por los muros, por los edificios, los árboles, el césped de los parques, las marquesinas de las paradas de autobuses, las estaciones de tren, las salas de espera de las médicas y de las abogadas.
Hasta el cielo más azul y el mar más transparente, se cubren de esa lechosidad del lunes, que hasta huele a cuajo.
Son un asco los lunes.
Y no hay más.
1 comentario:
Un asco. Mi próximo lunes va a ser históricamente malo (vuelvo a los madrugones después de un año sin trabajar)...
Ay! ��
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